Educación sexual, clave para combatir trata de blancas

Bruselas, Bel.- La educación sexual y sentimental debería estar en el corazón de las estrategias de combate a la trata de blancas y a la explotación sexual de niñas y mujeres, sostuvo la cineasta española Mabel Lozano.

“Tenemos que trabajar en educar a los jóvenes para relaciones afectivo-sexuales sanas”, defendió en entrevista con Notimex la autora de una serie de documentales sobre el tema y activista en el área desde hace 11 años.

“Tenemos que llegar a los jóvenes de 13, 14 años, que están despertando a la sexualidad, para contarles que, efectivamente, detrás de esa mujer que en muchos casos le sonríe complaciente, hay grandes dramas”, añadió.

Según Lozano, los proxenetas y clubes que explotan a mujeres hacen creer a los clientes que “todo tiene que ver con el ocio y la fiesta”.

La educación y las campañas de sensibilización direccionadas son necesarias para quitar de los jóvenes europeos ese imagen, así como la idea de que, al pagar por los servicios de una prostituta, están “ayudando a dar de comer a esas mujeres”, defendió.

“Es mentira. Lo único que estás haciendo es que estás comprando una mujer y que, como al día siguiente quieres una distinta, al día siguiente se cate la más guapa, la más joven, la más vulnerable”, aseveró.

Para la cineasta española. la trata de blancas y la prostitución se rigen por una única ley: la ley de la oferta y la demanda.

Ese mercado delictivo mueve 32 mil millones de euros (unos 35 mil millones de dólares) al año y se ha convertido en la segunda principal actividad ilícita en el mundo, por delante del tráfico de drogas, de acuerdo con la cineasta.

Con base en su experiencia de campo, Lozano afirmó que “no hay un perfil de víctima, sino que hay unos condicionantes que empujan a la mujer a ser víctima: la pobreza, la desigualdad, la falta de herramientas”.

La mayoría de las explotadas responde a una oferta de trabajo en otro país y contrae deudas para poder viajar y realizar su “sueño migratorio de una vida digna”.

“Cuando llegan a Europa, todo eso es mentira. Se las vende para el mercado de la prostitución. Además de la deuda (del viaje), tienen que pagar por todo: por sábanas, preservativos, peluquería, por comer, por dormir”, explicó la cineasta.

Esas deudas, sumadas a las amenazas de represalias contra familiares que permanecen en los países de origen, se convierten en “cadenas invisibles” que impiden a las víctimas de huir o buscar ayuda.

Además, temen ser imputadas por prostitución o deportadas por residencia ilegal, afirmó Lozano, quien ha entrevistado a centenas de víctimas latinoamericanas para su última película, “Chicas Nuevas 24 Horas”, nominada a los Premio Goya 2016.

Las campañas de sensibilización han ayudado a mejorar la situación a algunos países, pero la cineasta afirmó que las redes de traficantes “van siempre un paso adelante” y se adaptan al contexto momentáneo.

“En el inicio de los años 2000 la mayoría de mujeres explotadas que se veían en España eran brasileñas. Cuando el gobierno de ese país se da cuenta, empieza a hacer campañas, a sensibilizar, y los captadores se van a otro país. Ahora están más activos en Colombia, Perú, Paraguay”, observó.

Países empobrecidos, machistas y con grandes niveles de desigualdad son los más vulnerables a la situación, como el caso de Rumania y Nigeria, donde la trata de blancas es endémica.

Lozano estuvo en Bruselas presentando “Chicas Nuevas 24 Horas”, que aborda el problema de la trata de blancas y la explotación sexual de latinoamericanas en España.

La película se proyectó en el Instituto Cervantes de Bruselas en el marco de la Semana Europea de Acción por las Niñas, una campaña de sensibilización sobre el empoderamiento y la protección de derechos de niñas y mujeres impulsada por la Unión Europea hasta el 14 de octubre.

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