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Embellecer a la muerte: el trabajo de un embalsamador

Édgar ha preparado amigos, familiares, conocidos y hasta a su propia abuela

Manuel Aceves
02/11/16

Embellecer a la muerte: el trabajo de un embalsamador

Édgar Pérez. FOTO: Manuel Aceves.

Culiacán, Sin.- Aunque Édgar Pérez se dedica a un oficio que no a cualquiera le gustaría ejercer, él le pone mucho empeño y lo considera un arte: un trabajo minucioso que implica paciencia y respeto. 

Edgar es embalsamador de cuerpos en una funeraria, cuando éstos llegan les quita la ropa, los asea y comienza un fino proceso quirúrgico: con un bisturí le abre un orificio a la altura del cuello, por donde inserta una manguera que cumple la función de evacuar los fluidos y  posteriormente inyectar formol, fenol, alcohol y glicerina para evitar la proliferación de bacterias. 

Una vez concluido este proceso le sigue el estético, vestir al difunto o pintarla en caso de que sea mujer. Édgar platica que se trata de un procedimiento rutinario al que el embalsamador termina acostumbrándose, pero en ocasiones algunos cadáveres  cuestan más trabajo que otros.  

“De hecho precisamente hoy, hace cuatro meses preparé a mi abuela, preparé a mi abuela y me ha tocado mucha gente conocida, bastante gente conocida, en una ocasión preparé a dos compañeros, y pues si es algo fuerte pero alguien lo tiene que hacer, me toca a mí… ¿qué puedo hacer?, si se siente un poco fuerte pero uno poco a poco se va acostumbrando, ahora en enero cumplo 8 años trabajando en esto, y pues la verdad que si me dio escalofrió cuando estuvo yo solo”, mencionó.  

Édgar tiene dos hijos, una esposa y una vida normal, contrario a lo que muchos piensan, los embalsamadores no son personas oscuras y retraídas, por lo contrario confiesa que su actividad le ha hecho valorar aún más la vida. 

Desmiente los rumores sobre fantasmas rondando en la funeraria, aunque confianza que en una ocasión sintió algo muy extraño. 

“Una vez nada más, una vez estaba preparando un cuerpo y la verdad sentí la presencia de alguien, salí, abrí la puerta y no había nadie, me regresé, otra vez sentí lo mismo, me daba escalofrió, todo el tiempo que estuve preparando sentí lo mismo, alguna mala vibra, o no se muchas personas en vida hacen muchas cosas malas, son matones, como que traen muchas cosas encima, porque ya terminé de preparar el cuerpo  y luego llegaron con otra señora y se terminó eso”, puntualizó. 

Édgar Pérez ha preparado prepara hasta 10 cuerpos por día, lo hace con esmero pues se siente con la responsabilidad de mostrar presentable a las personas, esto en su último encuentro físico con sus seres queridos.

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