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Opinión

El dedazo de AMLO

El Puente.

¿Cómo puede pedir democracia un líder que no la practica? El dedazo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) para elegir a la delegada de Tlalpan, Claudia Sheinbaum Pardo, como la virtual candidata de Morena a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, le ha restado una gran dosis de calidad moral al discurso del político tabasqueño. 

¿Por qué? Sencillamente porque hay una gran contradicción entre lo que dice y lo que pone en práctica. 

La izquierda debe estar decepcionada, los intelectuales confundidos y los académicos que lo siguen se han quedado sin argumentos. 

El líder nacional de Morena tuvo un grave tropiezo, perderá fuerza moral y, en consecuencia, posicionamiento a nivel nacional e internacional.

Porque no sólo pierde en el DF, pierde también de frente a la suma de simpatizantes acumulada en todo el país. 

Con su decisión de designar a su más cercana colaboradora como candidata en la Ciudad de México, a través de una encuesta que sólo él conoce, AMLO muestra de nuevo a su estilo más autoritario, verticalista e intolerante. 

Y lo que es peor, al ocultar dicha encuesta, la bandera anticorrupción de AMLO se estrella frente a una negativa de transparencia ante el resto de los aspirantes a la candidatura y de frente a la militancia de su partido. 

Y es que, sencillamente, así no se puede combatir el peor de los males del país. Sin democracia ni rendición de cuentas la corrupción seguirá la ruta de la impunidad. 

Los apologistas de su modelo de “Honestidad valiente” tendrán que madurar mejor su proyecto. AMLO ha perdido credibilidad ante sus creyentes internacionales, sus seguidores nacionales y sus simpatizantes locales. 

La izquierda dividida tendrá que reflexionar ante el riesgo de seguirlo para su propia subsistencia. 

Aunque este tipo de desplantes en realidad no son nada nuevo en AMLO. Siempre ha caído en los mismos errores. Ahí están las contiendas presidenciales de 2006 y 2012… gana al principio y pierde al final.

Su mesianismo es extremista. Delante de él, nadie. Atrás de él, todos. 

¿Será entonces AMLO el demócrata que el país necesita?

Muchos creen en su modelo y proyecto. Millones de mexicanos inconformes con el estado actual del país lo siguen como la última esperanza de un cambio verdadero. 

Pero como que a AMLO algo le falta. y algo le sobra. Le falta cultura política sólida. Le sobra impulsividad. Su discurso genera esperanza, pero también confusión. Su actitud infunde respeto, pero también miedo.

Es un hombre polémico y contradictorio, pero también autoritario. Las candidaturas, ya lo demostró, las oficia a solas y las resuelve a solas. 

Al margen de las cualidades de un hombre de Estado, AMLO es reacio al consejo, es sordo a la asesoría y transita solo con sus obsesiones.

Cuando AMLO dice “Al palacio o al Palenque”, vuelve a aquella frase: “Si pierdo, me voy a la Chingada”. Pero más allá de una expresión ocurrente, pudiera ser el reconocimiento muy profundo de que está cometiendo errores recurrentes que lo podrían llevar de nuevo al mismo destino. 

Frente a su origen y calculado propósito de ejercer, si lo logra, un poder ilimitado, cada día muestra su talante intransigente, propio de su temperamento impulsivo y no puede ocultar su personalidad, llena de profundos resentimientos. 

Con Ricardo Monreal, otro de los fuertes aspirantes a la candidatura de Morena en la Ciudad de México, se ensañó, lo engañó y lo humilló. Después de que el exgobernador de Zacatecas puso a su servicio todo su capital político, en la encuesta lo mandó al penúltimo lugar. 

Si Monreal se va de Morena (ofertas le sobran) le abrirá un boquete a la mayor reserva de votos de AMLO en la capital del país y en otros estados donde Ricardo tiene presencia. Por lo pronto, ya rechazó la candidatura al Senado como premio de consolación.  

Ciertamente, a la democracia de la dictadura solo la divide una laguna llena de fango maloliente, como el estero de Juan José Ríos… Pero AMLO tiene la cabeza fría para cruzarlo sin enlodarse… Y es que así son los mesías tropicales.

GRAFITI

Ni hablar, los tiempos del golpeteo político ya están aquí de nuevo... Y precisamente por eso, en unos y en otros se posarán, como aves de mal agüero, los hechos que han estado guardados en el tiempo. 

Si los hechos ocurrieron, entonces existen, y para unos es momento de usarlos. 

Bienvenidos los tiempos electorales.

Que sea para bien de la sociedad y para mal de quienes, en la ambición de poder, cayeron en prácticas indeseables.

Twitter: @victortorres_mx



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