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Sinaloa | Norte

Recuerda a Zumiko, pero la espera viva

Las madres de los desaparecidos viven un doble duelo, la incertidumbre y el dolor aumenta conforme pasa el tiempo sin sus hijos.

Ernesto Torres
02/11/17

Recuerda a Zumiko, pero la espera viva

FOTO: Martín Ruiz.

Los Mochis.- Como todos, éramos ajenos y miramos de lejos el tema de los desaparecidos, hasta que nos pasó... nos cambió la vida. Ahora, vivimos para encontrarla y, mientras eso no pasa, yo no la velaré el Día de Muertos, expresó la madre de Zumiko Lizbeth Félix Ortega, una joven que desapareció hace un año ocho meses, cuando tenía 21 años de edad, junto a un joven, Eduardo González Rodríguez.

Las madres de los desaparecidos viven un doble duelo, la incertidumbre y el dolor aumenta conforme pasa el tiempo sin sus hijos, cada día de cumpleaños, cada día de las madres, cada día que termina.

El Día de Muertos, ellos no velan a sus familiares, ellos los esperan vivos, porque aún no saben de su paradero.

“Es una etapa muy dura, una vida que nos tocó vivir, una vida muy fea, no se lo deseamos a nadie... piensas que nunca te va ha pasar y, al final de cuentas, pues a todos nos puede pasar, es algo muy duro. Cuando ella desapareció, nuestras vidas cambiaron, tanto la mía como la de mi familia”, lamentó.

La madre de la joven, doña Irma Lizbeth Ortega Higuera, dice recordar el momento en el que su hija salió de su casa a un mandado, pero al no regresar la noche del 9 de febrero del 2016, presentía que su hija estaba en peligró. Recuerda las palabras de Zumiko cuando el marcó a su celular, sólo alcanzó a escuchar que los seguían policías y después colgó.  

“Cuando yo le marqué a ella, cuando ella ya no llegó a la hora que me dijo que iba  ha llegar, yo me desesperé y le marqué, en ese momento me di cuenta que los iban siguiendo, me di cuenta que a ellos les había pasado algo, tanto a ella como a su cuñado... y fue muy duro, pero yo misma me entere”, narró la madre de Zumiko.

Pese a que es doloroso, recuerdan con tristeza cada momento con ella, el no saber dónde está Zumiko, la joven que era la luz y la alegría de la casa. Su madre cuenta como el desespero a veces llega y no se soporta, que toca fondo, pero debe salir adelante y avanzar con el pesar, porque sabe que a su hija no le gustaba mirarla triste.

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Doña Irma dice que tras unirse al colectivo de búsqueda de Las Rastreadoras de El Fuerte, tomó fuerzas porque son madres que sufren y entienden su dolor, que ahí tomó un poco de fuerza y esperanza para continuar, para tener un respiro y fe, de encontrarse algún día de nuevo con su hija Zumiko, la muchacha de los ojos que expresaban todo.

Reconoció que no ha sido fácil, pues cada cuerpo localizado, desean que sea su hija, para que les regrese la calma y saciar la incertidumbre, pero al mismo tiempo, cuando no la encuentran, la fe de encontrarla con vida se mantiene.

“Es muy feo porque ella ya no está, más no tengo sus restos... para mi ella está desaparecida y tengo la fe de que va ha volver, es feo en estas fechas, pero yo tengo fe de que ella está bien, pero hasta que no no tenga sus restos o algo que me indique que ya no tiene vida, hasta entonces yo celebraré el Día de Muertos con ella”.

Asegura que nunca es suficiente el tiempo con los hijos, dice que aún cuando tenía muy buena relación con su hija y sabía a dónde y con quién salía, los peligros en la calle superan a la protección de una madre. 

Agregó que una madre debe decirle a los hijos insistentemente que cuiden sus amistades, qué lugares frecuentar y que no anden solos en la calle, porque en el momento menos pensado pueden ser víctimas de esta angustia que dice a no soportar.

“Si tuviera a mi hija, qué le diría... la abrazaría y no la soltaría, simplemente porque ella y yo éramos muy apegadas, y no le di un abrazo antes de que saliera ese día, yo la despedí en al puerta de mi casa”, asentó.

 


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