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Seguridad

Doble riesgo, la cobertura de la nota roja en tiempos de Covid-19

Durante la crisis sanitaria, el crimen organizado no ha dejado de funcionar, es por eso que, en Sinaloa, uno de los epicentros del narco, quedarse en casa no fue una opción para los periodistas que cubren el área de seguridad.

Manuel Aceves
05/10/20

Doble riesgo, la cobertura de la nota roja en tiempos de Covid-19

FOTO: Manuel Aceves.

Culiacán, Sin.-  Sinaloa, “cuna” de narcotraficantes de renombre internacional como Joaquín “El Chapo” Guzmán, es uno de los epicentros del crimen organizado en México, donde las ejecuciones y encontronazos entre grupos delictivos son frecuentes, haya o no contingencia sanitaria.

Aunque el estado ya no destaca entre los primeros lugares en violencia, al ubicarse el lugar 27 de 32, de acuerdo a información arrojada por el Semáforo Delictivo (herramienta de rendición de cuentas, evaluación y análisis, que ayuda a entender la delincuencia y la violencia en México), la sociedad tiene otros datos y la impunidad sigue siendo un enorme problema.

La percepción ciudadana se basa en lo que se ve y se publica en redes sociales: en las fiestas lujosas donde delincuentes detonan armas de alto poder sin que ninguna autoridad les ponga un alto, en los vídeos virales protagonizados por “halcones” del narco que hacen justicia por cuenta propia, que castigan ladrones y juegan a ser corregidores en un sistema de valores diseñado a conveniencia.

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Si bien el Covid también le pegó a la incidencia delictiva en Sinaloa, la “nueva normalidad” la reactivó, al grado de que junio 2020 tuvo la incidencia más alta en lo que va de este año y superó también a junio 2019.

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A seis meses de la pandemia, los sinaloenses han percibido picos de violencia y aunque las autoridades aspiran a generar confianza con números y estadísticas “amigables”, los hechos hablan por sí solos y el estado sigue siendo una región complicada.

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Se trata de una zona donde la delincuencia no se detiene, pero tampoco el trabajo de quienes cuentan las historias y les dan voz a las víctimas. Para las mujeres y hombres que ejercen el periodismo en la región, no es una labor sencilla, su trabajo se ve limitado por múltiples factores: el riesgo que persiste en el lugar de los hechos, la complicada orografía que plantea grandes retos técnicos, la amenaza constante de los grupos delictivos y ahora, el riesgo de contagiarse.

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Para los pobladores de comunidades rurales alejadas del casco urbano, los medios de comunicación son el único grito de auxilio cuando hay problemas, es por eso que, en un contexto donde muchos comunicadores tuvieron que hacer su labor desde casa por la pandemia de Covid-19, los reporteros de la nota roja no tuvieron opción, su fuente de trabajo siguió estando en territorios agrestes, en comunidades alejadas de la ciudad y asentamientos de la periferia, donde el crimen tampoco pudo ser confinado.

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No, el crimen no descansa, por lo contrario, la contingencia sanitaria propició la pérdida de empleos y aumentó la inseguridad: hechos violentos y delitos del fuero común que obligaron a los reporteros a salir de casa una y otra vez.

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De acuerdo a una investigación periodística publicada en Infobae, la pandemia también golpeó al narcotráfico por el cierre de fronteras y la eliminación de cadenas de suministro en China, de la que dependen los grupos delictivos para la compra de químicos que utilizan en la fabricación de drogas como metanfetamina y fentanilo. La ley de oferta y demanda provocó un aumento en los precios de la droga que se vende en las calles y los adictos a ésta, en su desespero, hacen lo que sea necesario para continuar consumiendo, incluso robar o incurrir en otros hechos delictivos. 

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En ello coincide Chris Dalby (Gran Bretaña), director editorial de InSight Crime -una fundación dedicada a la investigación del crimen organizado en América Latina y el Caribe-, quien participó el pasado 1 de octubre en el foro denominado “Recomendaciones para cubrir el crimen organizado en pandemia”, organizado por el Foro de Cobertura de la Crisis Mundial de la Salud del Centro Internacional para Periodistas (ICFJ) y la Red Internacional de Periodistas (IJNet).

En dicho foro moderado por Dariela Sosa, fundadora y directora de @SoyArepita, el especialista dijo que: "En México hubo un alza temporal en el precio de la heroína, el fentanilo y hasta en la cocaína. Hubo dificultades en mover drogas y conseguir precursores químicos desde China, pero muy rápidamente los grandes carteles consiguieron alternativas”.

“Los grupos criminales de gran envergadura están más preparados para enfrentar una crisis, porque están diversificados. Si una fuente de ingresos cae, tienen varias otras. También hubo cambios en el tráfico de personas”, refirió.

Datos de la Coordinación General del Consejo Estatal de Seguridad Pública, concentrados en el estudio Ciudadanos Evaluando, el comportamiento de los delitos muestra una rápida capacidad de reactivación, acorde con el fin de la jornada Quédate en Casa, que fue en mayo.

Si bien en enero disminuyó un 9% con relación al mismo mes de 2019, y en abril tocó fondo con una reducción del 35% frente a su similar periodo del año anterior, la incidencia delictiva retomó un trayecto ascendente en mayo para luego cerrar junio con un crecimiento del 5%.

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Si bien es cierto que Sinaloa es una tierra fértil que ha dado bonanza a los campos agrícolas del noroeste de México, históricamente también ha sido explotada para la siembra de mariguana y amapola. Las zonas serranas y áreas rurales, son la guarida ideal de células criminales que viven al margen de la ley y que entre la maleza ocultan enormes laboratorios para fabricar droga sintética que termina siendo distribuida en regiones de Estados Unidos y Europa.

A pesar del esfuerzo que realiza la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, encabezada por el teniente coronel Cristóbal Castañeda Camarillo, el poder armamentístico y capacidad logística de los delincuentes es incalculable, su fuerza descomunal ya ha puesto en jaque en varias ocasiones a las Fuerzas Armadas y a la propia Secretaría de Seguridad Pública Nacional.

LOS MUERTOS SE CUENTAN TODOS LOS DÍAS

De acuerdo a datos de la Fiscalía General de Sinaloa, entre enero y agosto de 2020, se registraron alrededor de 573 homicidios dolosos en la región, en los cuales la mayoría de las víctimas fueron hombres de entre 15 y 35 años.

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Los hechos ocurrieron en el siguiente orden:

Enero: 66

Febrero: 56

Marzo: 73

Abril: 60

Mayo: 72

Junio: 94

Julio: 74

Agosto: 78

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PLEITO ENTRE CAPOS   

En 2019, el registro de homicidios alcanzó un total de 896 con 75 cometidos en enero; 64 en febrero; 58 en marzo; 77 en abril; 77 en mayo; 69 en junio; 75 en julio; 81 en agosto, 84 en septiembre, 81 en octubre, 81 noviembre y 74 en diciembre.  

A pesar de que la incidencia en homicidios delitos bajó, durante el primer semestre de este año se registraron hechos de alto impacto en Culiacán (zona Tepuche) y Choix que afectaron de manera negativa en la percepción ciudadana.

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Culiacán, capital del estado, concentra el mayor número de hechos, se trata de una ciudad ardiente en todos los sentidos, por la sensación térmica que en verano alcanza los 50 grados, pero también por la presencia de grupos criminales que viven una vida al amparo de la impunidad.

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A principios de marzo, poco antes de la pandemia, habitantes de Agua Caliente de los Monzón, Tepuche, un pequeño poblado al norte de Culiacán, con menos de 800 personas, solicitaron la intervención de las Fuerzas Armadas de México, pues temían por su seguridad tras varios días de pleitos entre dos células criminales del Cártel de Sinaloa.  

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Para entonces, los propios habitantes ya habían levantado trincheras hechas con costales, tierra y piedras, para defenderse por cuenta propia de pistoleros que entraban y salían del pueblo ante la falta de vigilancia de las autoridades locales. Instauraron las Fuerzas Comunitarias Rurales (FCR), una especie de “autodefensa” en busca de preservar la seguridad de la región.  

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El temor estaba fundado en los hechos del 17 de octubre de 2019, cuando uno de los hijos de Joaquín Guzmán Loera,  Ovidio Guzmán, fue detenido y liberado por el grupo de militares que efectuaron la operación, que fue denominada como el “Culiacanazo”, se trató de un toque de queda del narco, donde por varias horas las zonas centro y norte de Sinaloa fueron “secuestradas” por sicarios que robaron vehículos a civiles a plena luz del día, liberaron internos de un centro penitenciario y retuvieron a militares y sus familias para presionar la liberación de su jefe. Aunque no es información confirmada por la autoridad, se rumoró que el pleito entre bandas criminales referido por los habitantes de Agua Caliente, tuvo su origen ese día.   

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El temor de los pobladores se hizo realidad en la etapa más álgida de la pandemia, en un tiempo donde las portadas de periódicos fueron acaparadas por el coronavirus y sus estragos, los noticieros radiofónicos, los programas de televisión locales y portales web de noticias repetían una y otra vez la información concerniente al virus asiático.  Sin embargo, la guerra entre grupos delictivos no pasó del todo desapercibida, un pequeño grupo de periodistas se armó de valor y siguió de cerca el rastro que dejaban a su paso los grupos delictivos hasta el último día. Uno de ellos es Jesús Bustamante Rivera, corresponsal de Reuters en Sinaloa y colaborador de Imagen TV y CNN en español.   

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“Ese fue uno de los hechos más lamentables el conflicto armado que se vivió en el interior del Cártel de Sinaloa entre los hijos de 'El Chapo' Guzmán y un lugarteniente de Ismael 'El Mayo' Zambada, que comenzó como un pleito particular pero que fue creciendo y había que estar muy al pendiente de lo que podía detonar, lamentablemente concluyó con una masacre de 16 personas en la sierra de Sinaloa; muchos de nosotros tuvimos que estar ahí, me tocó subir, allá la situación era completamente distinta, yo iba protegido con el cubrebocas y los guantes, pero allá arriba la gente andaba como si el coronavirus no existiera, eso volvió la situación complicada porque había gente alrededor de los cuerpos que ya le estaban llorando, estaban como si el coronavirus no existiera”, relató Bustamante Rivera.

En un contexto como este, la sana distancia es prácticamente imposible, reconoció el periodista.

“Desafortunadamente en este tipo de hechos violentos pues van muchísimas personas, acude la policía, el ejército, Guardia Nacional, entonces ahí ya estamos hablando fácil de unas 30 o 40 personas, más los pobladores, es muy difícil que en un pueblo alejado, en este caso en la sierra, que las personas no se acerquen, porque son familia (los muertos), son gente que conocen y también los policías, digamos es un protocolo distinto a lo que sucede en la ciudad donde delimitan, allá eso no se hace, entonces las personas se acercan, le lloran, están en la escena del crimen y pues estás tú de cierta manera conviviendo directamente con ellos, se acercan a preguntarte si tienes alguna información, si sabes a dónde los van a llevar, la policía también hace sus cuestionamientos, entonces prácticamente en estos casos es imposible”, detalló Bustamante Rivera.

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José Betanzos, fotoperiodista de El Debate, se contagió trabajando, pero por fortuna vive para contarlo, no tiene certeza de donde contrajo el virus, sospecha que fue al saludar a un trabajador funerario, lo que sí es seguro es que no quiere volver a padecerlo. Reconoce que fueron momentos muy duros, un antes y un después en la pandemia.

“Cuando yo me contagié las calles estaban completamente vacías, regreso y me da como un shock el acercarme a las personas, ver que no usaban cubrebocas, fue muy complicado, yo duré como una semana o un poco más para tener esa confianza, comencé a utilizar una telefoto, me mantenía a 6 metros, tenía ese miedo de volver a contagiarme, no se lo deseo a nadie”, relató.

A pesar de lo vivido, José tiene muy claro que es imposible hacer su trabajo de lejos.

“Tienes que estar ahí, para sentir, para vivirlo, para documentar, hay que estar cerca, de lejos no se puede hacer una fotografía o un vídeo, hay que estar ahí, para sentir esa vibra, ya sea buena o mala, este trabajo es de estar cerca y ese es el riesgo que conlleva”.

Para Juan Carlos Cruz, el periodismo no tiene derecho a cuarentena; el corresponsal de la agencia EFE, la revista Proceso, Contraluz, Cuarto Oscuro y el portal web colateral Sinaloa, reconoció que la pandemia ha traído días complicados, pero no puede darse el lujo de parar.

“En estos días de confinamiento, el periodista yo creo que no tiene cuarentena, menos cuando hay tiempos de violencia, como periodista uno tiene que salir a la calle, a ser parte de esta labor que nos toca; ha sido complicado porque prácticamente trabajamos con un enemigo invisible que igual puede estar en el saludo de una persona, en un estornudo, incluso en mi caso que utilizo cámara fotográfica, puedo llevarlo en ella”.

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“Yo a veces pienso que ha sido más complicado que cubrir el tema del narco, de la violencia, porque al narco de alguna forma lo ves, claro, entre comillas, lo ves, lo palpas, lo sientes, lo hueles y ya tú sabes cómo tomar medidas preventivas para evitar riesgos, pero con el coronavirus no sabes, puede estar en cualquier lugar”, explicó.

A pesar de que Juan Carlos se ha capacitado para la cobertura de violencia y crimen organizado, reconoce que la pandemia lo tomó por sorpresa, por lo que tuvo que implementar protocolos nuevos para seguir llevando a cabo sus coberturas, desde bañarse en otro domicilio antes de llegar con su familia, hasta utilizar gel antibacterial, cubrebocas y careta casi en todo momento.  

“Yo desde antes de salir planeo a donde voy a ir, desde la ruta que voy a seguir, donde me voy a estacionar, principalmente buscando que no haya mucha gente, es todo un ritual el prepararse para la cobertura y regresar también a casa”, concluyó.

NORTE DE SINALOA, ZONA CALIENTE

El municipio de Choix, se encuentra ubicado al extremo noroeste del Estado, a mediados de julio el conflicto entre grupos delictivos rivales propició una ola de asesinatos, situación en la que fue necesaria la vigilancia con drones por parte de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado.

Ernesto Torres, reportero de Luz Noticias, no pudo quedarse en casa, a pesar de que la empresa en la que trabaja dispuso que los reporteros se mantuvieran resguardados en su domicilio durante la pandemia, la nota roja lo hizo salir.

“En un principio yo me apegué a esta disposición, sin embargo, fue muy difícil, es muy complicado que el reportero policiaco se quede en casa, no es un trabajo de oficina, es un trabajo de campo, los datos los agarras en la calle, incluso, en algún principio sí me valía de algunos contactos para obtener información, pero, los contactos después de dos tres veces, si no te ven en el lugar te reclaman o luego te mandan la ubicación del hecho pero no los datos”.

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“Lamentablemente si combinas el tema del virus con el morbo que hay en la mayoría de la gente cuando se registra un homicidio, parece un espectáculo, te encuentras incluso con personas que llevan a sus hijos a ver el cuerpo, llama mucho la atención porque ni siquiera con una pandemia se detienen, nosotros lo que hacemos es llegar, tomar la foto rápido, hacer una transmisión, pero lo quieres hacer todo rápido para apartarte de la gente, los veías a todos sin cubrebocas y los únicos que traían eran los reporteros, ya no sólo tienes miedo de que puedas ser víctima de la delincuencia sino también ante la posibilidad de enfermarte”, relató.

Definitivamente la pandemia vino a cambiar la forma de hacer periodismo, ha obligado a los comunicadores a tomar con mayor seriedad su trabajo y hacer coberturas responsables, pero además brindar información basada en la evidencia, en este contexto, los reporteros de la nota roja han dado la muestra y arriesgan doblemente su integridad a cambio de contar historias únicas.  

CONTEXTO DE VIOLENCIA EN MÉXICO

  • Hay regiones de México donde no se puede salir tranquilamente en las noches, en las que ir a cenar es un riesgo para la vida y no precisamente por la pandemia de coronavirus. El Gobierno del país prevé en 2020 un nuevo récord de homicidios dolosos, con una proyección de 40 mil 863.  
  • De acuerdo con el presidente Andrés Manuel López Obrador, el 75 por ciento de los asesinatos están relacionados con pleitos entre grupos criminales que disputan el control de territorios.
  • El 17 de agosto el gobierno de Estados Unidos renovó la amenaza de retirar la ayuda bilateral a México al considerar que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador corre el "grave riesgo" de incumplir a futuro sus compromisos internacionales en el combate a las drogas.
  • México sigue siendo la mayor ruta de tránsito para la entrada de cocaína a Estados Unidos, así como la fuente de la mayoría de la heroína y metanfetamina incautada dentro del país vecino.
  • Cada 10.75 horas se agredió a un periodista en México durante el primer semestre de 2020, señala Artículo 19 en su más reciente informe.
  • Según datos de Artículo 19, de enero a junio de 2020 se documentó un aumento de 45% en las agresiones, pues pasaron de 280 en 2019 a 406 este año.
  • En 2019 se registraron 609 agresiones contra periodistas lo que lo convirtió en el año más más violento contra la prensa en la última década.
 

CONTEXTO DE VIOLENCIA EN SINALOA  

  • Quienes tampoco detuvieron su actividad fueron las mujeres y hombres que integran colectivos de búsqueda de personas desaparecidas, quienes, con pico, pala y ahora con cubrebocas, suelen escarbar en parajes desolados con la esperanza de encontrar los cuerpos de sus hijos, hijas o seres queridos que un día se fueron para no volver.  En esa labor, también el acompañamiento de periodistas es de suma importancia.  
  • Desde enero hasta agosto, la Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas del Gobierno del Estado, localizó 20 fosas clandestinas con cadáveres.
  • En Sinaloa se han registrado 29 feminicidios hasta el 31 de agosto, 19 de ellos han tenido lugar en Culiacán, igualando así todos los asesinatos de mujeres que ocurrieron en la capital sinaloense en el 2019.
  • En los primeros ocho meses del año. Hasta el mes de julio hay un registro de 123 violaciones y 2 mil 657 casos de violencia familiar en esos mismos meses en la entidad, siendo junio con 466 casos el más alto del año.  
  • Junio de 2020 registró la cifra mensual más alta en el último año.
  • El homicidio doloso en Sinaloa se redujo 4% durante enero-junio 2020 en comparación con el mismo periodo de 2019, mientras que a nivel nacional la disminución fue de solamente 0.58%
  • La pandemia también impactó en el Sistema de Justicia Penal. En el primer semestre la actividad judicial bajó un 20 % con relación al mismo periodo del año pasado.

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