Niños con poca tolerancia a la frustración podrían ser adultos agresivos

Culiacán, Sin.- Actualmente muchos padres y madres de familia buscan resolver todos los problemas de sus hijos e hijas sin darse cuenta que esto podría provocarles un daño para el resto de sus vidas. 

Desde cumplir todos sus caprichos, hacerles las tareas e impedirles a ellos resolver situaciones difíciles, son sólo algunas de las prácticas que se han vuelto comunes en la actualidad.  

Desde el punto de vista del psicólogo clínico Luis Román Molina muchos de estos niños y niñas parecieran estar inmersos en una burbuja que los mantiene ajenos a la frustración. 

Cuando llega el momento de crecer, de enfrentarse al mundo real, dicha condición puede convertirlos en individuos con dificultades para controlar sus emociones; personas más impulsivas e impacientes que busquen satisfacer sus necesidades de forma inmediata.

Añadió que cuando deben enfrentarse a la espera o postergación de sus necesidades, puede tener rabietas, llanto o volverse agresivos. 

“Lo que pasa es que ahora tratamos como de gratificar mucho, compensar todo, hay muchos que no le quieren negar nada a los hijos y entonces pues no pueden con la frustración, al momento de salir al mundo con otras personas, que no son el foco de atención, les cuesta más trabajo poder tolerar.  Y si no tienen los recursos suficientes y si los padres también son agresivos pues les va a costar mucho más trabajo, las personas que también son agresivas, nunca tuvieron alguien que pudiera enseñarles a canalizar esta parte impulsiva”, detalló. 

Mencionó que este tipo de problemas también suelen manifestarse de forma negativa en el plano familiar, provocan pleitos que incluso podrían tornarse violentos entre parejas y por ende la ruptura de las relaciones.  

En su columna de opinión publicada este lunes en Luz Noticias, el doctor David Uriarte también advierte lo siguiente: 

“Darles a los niños lo que pidan y no enseñarles a tolerar la frustración, es una vereda que puede conducir con el tiempo a un trastorno explosivo intermitente, o un trastorno disruptivo del control de los impulsos y de la conducta en la edad adulta”. 

“La mejor forma de saber si una persona tiene un cerebro humano, es observar su capacidad para tolerar la frustración. Cuando una persona no controla sus impulsos y las emociones lo traicionan, lo que prevalece es un cerebro mamífero irracional; y cuando las cosas se quieren arreglar tratando de eliminar al rival, lo que prevalece es el cerebro reptiliano. Estos hombres violentos gritan con su conducta el cerebro que portan; sin embargo, aún hay quienes piensan que van a cambiar”. 

Algunos consejos para tolerar la frustración:

Medita. Acéptate. Aprende a quererte con tus imperfecciones y sé indulgente contigo mismo. Enfréntate a la frustración. No la evites, porque es inevitable.

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