Sinaloa | Norte
Violentan a mujer mochitense frente a sus hijos, el agresor sigue libre
>A pesar de haber levantado la denuncia, tener diagnóstico médico y evidencia, el agresor sigue libre y acosando a la víctima.
Era un domingo común, ya casi era hora de dormir a los niños, mientras ellos veían la televisión, María se encontraba en el patio de su casa, cuando fue sorprendida por un hombre, el agresor se había brincado la barda para enfrentar a su expareja, a golpes quiso convencerla de retomar la relación.
Mientras era sometida con un cuchillo, ahorcada y golpeada, María sólo silenciaba el dolor para no alarmar a sus hijos, el esfuerzo fue inútil, ellos lo vieron todo y reconocieron al agresor, era al que, sin serlo, llamaban papá, pues tenían dos años conviviendo con él.
«Y yo en el piso, le rogué, le imploré, por favor, le dije que mis hijos no se enteren de esto, que mis hijos no se den cuenta, te aman y te quieren como si fueras un papá para ellos. Me agarró del cuello, me arrastró para dentro de la casa, tomó un cuchillo, yo hice como que lo abrace para que mis niños no se dieran cuenta, tenía una hora secuestrada, en frente de mis hijos, él me llevaba arrastrando con mucha fuerza en el porche, ahí está su papá, y sólo le decía suéltala, y yo no podía respirar», recordó.
Después de estar durante una hora secuestrada en su propia casa, una esperanza de sobrevivir surgió cuando escuchó a su exsuegro llegar al lugar; sin embargo, nada fue lo que esperaba.
«El señor trató de quitarle el brazo, pero él le pegaba patadas a su papá, al perro, yo quedé tirada en el piso, desangrándome, no sé con qué me golpeó, caí al piso, sin fuerza y escuchaba sus voces, que su papá le dijo "vámonos 'Lalo', se está desangrando"; me dejaron tirada», relató.
El esfuerzo porque los niños no se dieran cuenta fue inútil, presenciaron cada detalle, y les tocó ver a su madre bañada en sangre.
«Lo primero que me dice mi hijo fue 'mamá, vi algo que no tenía que ver' . No te preocupes, le dije, tú sabes que tu mamá es muy fuerte y no va a pasar nada», recordó.
María es el nombre que le damos en forma de protección, y es un caso más de una mujer que acudió a denunciar a la Vicefiscalía Zona Norte, pero a pesar de las evidencias, el agresor continúa libre y acosando a su víctima.
«Yo lo estoy viviendo en carne propia que se defiende más al agresor que a la víctima, mil veces al agresor antes que a la víctima, yo les pido que hagan algo, por mí, por mis hijos, él sigue acosándome, sigue yendo a mi domicilio, ¿Qué más necesita la policía? Pues que esté muerta», lamentó.
Finalmente, dijo que solicitó una orden de restricción para su expareja; sin embargo, en la Vicefiscalía le dijeron que gracias a las feministas ya no se otorgaban y que esta clase de casos tenían que catalogarse como violencia doméstica, aun cuando el agresor no vivía ahí y ya no era su pareja.
Todos los días el agresor pasa por la casa de María, le hace llamadas telefónicas e incluso envío a un familiar a interceder por él, las autoridades tienen conocimiento de los hechos, pero no han intervenido nada para frenar el acoso, a pesar de que la víctima se siente aterrorizada de que vuelvan agredirla, que le arrebaten la vida o que pongan en riesgo la integridad de sus tres hijos.
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