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En sus días de ocaso, el Acuario Mazatlán luce lleno y con un chispazo de vida
A días que termine la historia del Acuario Mazatlán y dé inicio la del Acuario Mar de Cortés, el viejo acuario aún tiene encanto.
El Acuario Mazatlán luce lleno y con un chispazo de vida.| FOTO: Hugo Rodríguez.
No hay vuelta atrás y después de décadas de servicio el Acuario Mazatlán terminará de operar como lo conocemos, el Gran Acuario Mar de Cortés está a punto de encender sus luces y terminará con 40 años de legado del ahora conocido como «Viejo Acuario».
A unas semanas de cerrar sus puertas y en pleno periodo vacacional de primavera, este recinto da tintes de sus mejores momentos, la gente lo visita como si de una novedad se tratara. Para algunos sí porque nunca habían entrado, pero para otros resulta ser una bomba de nostalgia.
Las taquillas aún lucen repletas y con la misma energía de siempre, locales, nacionales y extranjeros adquieren sus entradas para poder disfrutar de las instalaciones aún activas, de lo que un día fue un monstruo. De 18 áreas ya solo siguen en activo unas cuantas.
El pingüinario sigue siendo la novedad con sus implementaciones y sus huéspedes, los niños brincan de entusiasmo y gritan por los pasillos donde se puede apreciar y ver a una especie muy peculiar en su comportamiento y la manera en que interactúa con el público.
Las aves posan para las fotografías como si fuera un concurso de modelaje, se avientan a su estanque como el clavadista del monumento y nadan con cadencia para llegar al otro extremo de su hábitat y ver a través del vidrio a los cientos de visitantes que llegan a verles.
El área que sigue naturalmente en el recorrido es la de las peceras, donde un sinfín de especies esperan a los visitantes para encantarles con el que pareciera un nado sincronizado.
Justo a la vuelta está el medusario, un sitio de mucha sobriedad donde el juego de luces junto al nado de estos gelatinosos seres crea un ambiente que te hace sentir en el fondo del océano y las medusas hipnotizan con sus particulares recorridos.
Museo del Mar:
Unos pasos adelante de seguido el recorrido está el Museo del Mar donde se exhiben diferentes trabajos de paleontología, donde destaca el enorme esqueleto de una ballena, así como el de un caimán y uno del que algún día fue uno de los primeros lobos marinos del recinto.
En ese lugar también se pueden apreciar artículos de buceo, exposiciones de moluscos, representaciones a escala de embarcaciones y artículos de pesca y del rubro marítimo.
A la salida de este edificio está el teatro de lobos marinos donde estos mamíferos son sin duda, después de poco más de 30 años de iniciadas sus actividades, el máximo referente del Acuario Mazatlán.
De entre gritos y pasos acelerados de niños por alcanzar el mejor lugar, el sonido de fondo se hace más fuerte junto a los murmullos de los adultos.
Minutos después los entrenadores salen a escena junto a Tito, un lobo marino de 13 años de edad, quien aplaude, baila, demuestra sus mejores habilidades como basquetbolista y no se pierde la oportunidad de besar a quien se deje, sea hombre o mujer.
La presentación con una duración aproximada de media hora deja encantados a locales y fuereños, ha sido a lo largo del tiempo uno de los culpables para que las personas quieran volver.
Dada la situación actual del Acuario Mazatlán que está cada vez más consumido por el Acuario Mar de Cortés, el espectáculo de aves y de reptiles se mudó al mismo lugar que el de los lobos marinos, teniendo entre sus espacios diferentes presentaciones cada especie para mostrar su encanto particular.
Otras áreas como Acuaponía, las tiendas de souvenirs, las áreas de snacks, aves tropicales, depredadores, cocodrilario y el flamingario, siguen en activo.
- Los cuales sirven como cereza del pastel para un lugar que a pesar que está en su ocaso trás años y años de historia, dejará un importante legado fusionándose con el nuevo proyecto que está a detalles de abrir sus puertas y poner fin a un gigante como el Acuario Mazatlán.
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