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Zadkiel, el pequeño que aprendió a ser llantero desde los 10 años
Este niño vive en Mazatlán, su abuelo le enseñó cómo cambiar llantas y a eso se dedica en sus tiempos libres.
FOTO: Dilan Gómez.
Su nombre es Zadkiel Arturo, un pequeño de 11 años de edad que cursa sexto de primaria en Mazatlán, pero a diferencia de la mayoría de los niños de su edad, él ya aprendió un oficio… ya sabe cambiar, parchar y poner llantas de carros.
El pequeño aprendió y ayuda en sus tiempos libres en una llantera junto a su casa, desde hace un año, en donde se ha ganado el cariño de sus compañeros y clientes que lo visitan.
En sus propias palabras, él cuenta cómo empezó a enseñarse en este oficio…
«Aquí no más vine a ver cómo hacían las cosas y me empezó a gustar y me metí a trabajar.e enseñaron, me fueron diciendo que cómo hacía esto y pues así fui viendo y ya lo intenté yo y pues me enseñé», expresó.
Su abuelo, Don Joel Juárez, tiene desde hace muchos años un taller de bicicletas, mientras que su papá uno de motos, por lo que desde pequeño ha estado familiarizado con este oficio.
«Han empezados desde más chiquillos a meterse al taller, a practicar, a enseñarse. Ahorita de hecho ya se enseñan a desarmar una bicicleta, la arman. No los tenemos como trabajadores, simplemente para que vayan aprendiendo un oficio y en un futuro tengan de que mantenerse y que salir adelante en la vida», expresó su abuelo.
Su trabajo
Zadkiel explica cuál es el proceso de cómo quitar una llanta…
«Primero la tienes que despegar, luego subir a la máquina y luego ponerle la espátula para levantarla poquito, luego le das vuelta y se va quitando, luego también lo de abajo, luego le pones otra vez la llanta, lo mismo pero ponerla y ya no más le echas aire y ya», describió.
El propio pequeño llantero confiesa que los clientes se llevan una sorpresa cuando lo ven ayudando a cambiar los neumáticos que no sirven.
-Los clientes cuando te ven, ¿qué te dicen?
«hay unos que dicen que si sí sé, otros que estoy chiquito y que sé hacer muchas cosas», detalló.
Su abuelo explica que él sólo ayuda un par de horas en la llantera ya que tiene que cumplir con sus obligaciones escolares como prioridad, así como ayudar a sus hermanos en sus tareas y en la casa, pero lo que llega a ganar lo usa íntegramente en él.
«No, de hecho se compra su bicicleta, su celular, cositas que él ocupa. De hecho a nosotros no nos da dinero para la alimentación ni nada, nosotros para él», explicó.
Aunque disfruta su trabajo y es bueno en él, Zadkiel aún no sabe de qué trabajará cuando sea mayor, pero no descarta dedicarse a este bonito oficio.
-¿Y de grande te gustaría seguir trabajando?
«La verdad no sé».
-¿Por lo pronto sí?
«Sí», finalizó.
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