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¿Zapatos sucios o averiados? En Mazatlán hay un especialista que los deja como nuevos
El oficio de bolero tiene muchas historias que contar, así como la de un carismático limpiador del Centro de Mazatlán.
José ha desarrollado el oficio de bolero desde hace muchos años en Mazatlán. FOTO: Luz Noticias
Bolear o arreglar unos zapatos tiene todo un protocolo detrás, pero además de ello, son los años de experiencia los que hacen que un bolero entregue un trabajo de calidad, ese es el caso de José Trinidad Zamora Reyes, quién desde hace poco más de 32 años es bolero en la Plazuela República de Mazatlán.
Fue a la corta edad de 7 años que José Trinidad tuvo que salir a las calles para llevar unas monedas a casa y sustentar el gasto diario, su primer trabajo fue vendiendo «bombas» o sea globos en la Plazuela República, sitio que está enfrente de la Catedral de Mazatlán y a un costado del Palacio Municipal.
Durante esos años, había también otros niños en dicho lugar, aunque estos últimos se dedicaban a bolear y traían consigo un cajón para llevar a cabo dicha actividad.
A José terminó por llegarle la curiosidad y fue así como comenzó su historia como bolero, esto de la mano de quién afirma fue su mentor: Pedro, quien hasta la fecha es bolero, aunque sigue con su cajón por las calles de Mazatlán y no está fijo cómo José.
45 años han pasado desde aquellas épocas y hoy a sus 52 años ya cómo jefe de familia, José es un experimentado bolero, quien se levanta temprano día con día para tomar el camión desde Lomas del Ébano y está en punto de las 10 de la mañana en su silla de bolear, listo para sacar el mejor lustre a los zapatos, lavar tenis y reparar algunas piezas con desperfectos.
«Ahorita gracias a Dios, sé bolear, sé reparar zapatos, coser suelas, colocar tapitas, hebillas, parches, cierres; todo lo que hacemos ahorita aquí en la plazuela», comentó José Zamora.
Este mazatleco afirma que no hay imposibles en el oficio y que es solo cuestión de práctica y de echarle ganas a la boleada, está convencido de que los retos se pueden vencer cuando las personas se lo proponen y lo tienen como una meta establecida.
Los servicios
José ofrece en su silla de bolear una serie de servicios que van desde bolear unos zapatos hasta complejas reparaciones, los cuales consisten en:
- Boleada tradicional: 30 pesos
- Cambio de color/pintura del mismo color: 70 pesos/ mínimo 100 pesos
- Lavado de tenis: 30 pesos
- Cosida sencilla: 15 a 20 pesos
- Cambio de suelas: 300 pesos
Respecto a las reparaciones de suelas, el bolero comentó que es tal vez el proceso más tardado ya que se necesita de un trabajo más enfocado y el tiempo promedio para completar dicha tarea promedia un día entero aproximadamente.
El coser un zapato alrededor se demora cerca de 40 minutos, colocar unas tapas 10 minutos por lo menos aunque sí es un poco más delicado puede extenderse hasta 1 hora.
La boleada tradicional se tarda un promedio de 25 minutos.
Parches y hebillas son de un día para otro.
El abastecimiento de los insumos del lugar de trabajo de José depende de la actividad, aunque aseguró que, hay algunos que le duran cerca de 1 semana y otros que sí logran llegar al mes de vida, ya que ofrece cerca de 15 servicios diarios, de los cuales hay una cartera de clientes que ha ido en crecimiento con los años y que con el tiempo han implantado su confianza en este bolero y su negocio.
Consejos para cuidado de zapatos
Zamora Reyes, afirmó que el principal consejo en cuanto al cuidado de calzado que le puede dar a las personas es: bolear sus zapatos por lo menos cada 15 días, además de no tenerlos guardados, pues esto provoca que las piezas se echen a perder, respecto a esto también hay que usarlos por lo menos una vez a la semana.
De los principales daños colaterales que puede dejar el no utilizar unos zapatos es el que las suelas se desprendan o las áreas laterales de las piezas terminen por romperse.
Finalmente, José aprovechó para invitar a locales y visitantes a qué acudan a la Plazuela República para dar lustre, así como una segunda oportunidad a sus zapatos, ya sea con él o con uno de sus 14 compañeros, quienes afirmó están siempre al servicio de la comunidad.
Los años pasarán y José siempre estará agradecido con lo que aprendió de este interesante oficio, del mismo ha sustentado los gastos de su familia y ha salido el dinero suficiente para tener una casa y sacar adelante a los suyos.
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