¿Una camioneta de $20,000 dólares? La SLATE quiere revolucionar el mercado, ¿Y Tesla?

La movilidad eléctrica ya no es cosa del futuro: está aquí, en las calles y en la conversación pública. Pero lo que aún no llega del todo es la democratización real del vehículo eléctrico. Y ahí es donde entra SLATE, una camioneta eléctrica que promete costar menos de 20 mil dólares y cuya propuesta —más allá de las prestaciones técnicas— es profundamente simbólica: hacer accesible el futuro. 

La SLATE ha captado la atención por dos razones: su precio rompedor y su diseño funcional, dirigido a trabajadores, familias y pequeños negocios. Es, en esencia, un vehículo de batalla, austero pero suficiente, diseñado para un sector que ha sido históricamente excluido de la electromovilidad por los altos costos.

Y entonces viene la gran pregunta: ¿cómo responderá Tesla?

Podemos imaginar dos caminos posibles para Elon Musk y compañía:

a) Ignorarla.

Tesla puede considerar que este segmento no le interesa. Al fin y al cabo, su imagen de marca está asociada al lujo tecnológico, la autonomía extendida y un estilo de vida aspiracional. La SLATE podría estar más cerca del público de BYD o incluso de Ford en su versión más accesible. Si este es el caso, Tesla seguiría enfocándose en sus vehículos de gama media-alta y en mantener su mística como líder de la innovación.

b) Contrarrestarla con estrategia política y de mercado.

La otra opción —más interesante— es que Tesla reaccione estratégicamente, presionando para acelerar la salida de su tan rumorado "vehículo de bajo costo". Ya en varias ocasiones, Musk ha hablado de un modelo que ronde los 25 mil dólares, y aunque no hay fecha concreta, este tipo de competencia podría ser la señal que esperaban para moverse.

Además, en año electoral en EE.UU. y con Musk alineado con ciertas figuras del poder político, no es descabellado pensar que use su influencia para atraer subsidios o beneficios fiscales que lo ayuden a competir con SLATE en precio y volumen. De paso, esto le serviría para retomar popularidad y levantar las acciones de Tesla, que han estado bajo presión por múltiples frentes.

En cualquier caso, lo que está claro es que SLATE llegó para incomodar, para mostrar que la electromovilidad puede —y debe— ser más asequible. Y si Tesla responde, todos ganamos: el mercado, el medio ambiente y, sobre todo, el consumidor.

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