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Conoce el Enkárik, la lengua creada para la película "Soy Frankelda"
Para dotar de una mayor profundidad al Reino de los Sustos se creó este idioma que a su vez es una mezcla de latín, griego y náhuatl, entre otros.

"Soy Frankelda", la aclamada película de los hermanos Ambriz que ha destacado por ser la primera producción mexicana completamente animada en stop motion, no solo ha cautivado al público con su singular historia y estética, sino que también introduce un fascinante elemento que enriquece su universo narrativo: una lengua construida específicamente ella.
Conocida como Enkárik, esta lengua es una fusión de latín, griego, sánscrito, catalán y náhuatl que se ha convertido en una pieza fundamental de la inmersión que ofrece la cinta.
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El Enkárik fue meticulosamente creado por la lingüista Gina H. Amelio, quien, gracias a su amistad cercana con los directores, pudo diseñar una lengua que se integra de manera orgánica y profunda con la visión y el mundo de Frankelda.
Una lengua que aporta mayor profundidad
La presencia del Enkárik es palpable a lo largo de "Soy Frankelda" y se manifiesta en distintas formas y soportes visuales y auditivos. Su uso está estratégicamente disperso para dotar de autenticidad y misterio al Topus Terrentus, el Reino de los Sustos en el que se desarrolla la mayor parte de la historia.
El Enkárik se divide en dos variantes, que llevan el nombre de las especies más importantes del Topus Terrentus: Tecotia y Araditio.
A través su canal en Instagram, @nochaveznada, el escritor Adrián Chávez compartió una entrevista con la lingüista Gina H. Amelio, quien detalló cómo fue que surgió esta lengua.
Amelio señaló que durante el proceso de producción de "Soy Frankelda" le comentó a Roy Ambriz, a quien conoce desde niños, si no le gustaría que la película tuviera un idioma propio; el director comentó que eso mismo estaban pensando días antes, por lo que hubo una conexión de inmediato.
Asimismo, detalló que a Arturo Ambriz le interesaba que este idioma contara con rasgos de latín o griego, pero, además, como se desenvuelve en México, que contara con algo de náhuatl. Una vez que tuvo en claro lo que quería hacer, Gina H. Amelio comenzó a construir las reglas gramaticales de lo que sería el Enkárik.
Narró también que parte de su inspiración para crear el Enkárik, fue su obsesión con las lenguas antiguas, por lo que quiso utilizar lo que ella llamó sus "caprichos lingüísticos": los sonidos aspirados del sánscrito, el sonido del náhuatl que forman la -tl, así como algunos sonidos del catalán.
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