Opinión
"2026: ¿El año de la prueba para México si EE. UU. tropieza?"
Balance General
11/24/2025
En pleno 2025, la economía de los Estados Unidos se mueve en modo de bajo latido: no está sangrando —todavía—, pero la apnea se prolonga. Y para México, que ha tejido su destino económico al ritmo de su vecino del norte, este silencio inquietante empieza a sentirse como un tambor que advierte. Si el gigante siente el golpe, nosotros también lo vemos llegar.
La primera señal era ya conocida: la inversiones en EE. UU. vieron una curva invertida durante largos meses —una carpeta clásica que anticipa recesión o al menos un estancamiento profundo. Ese ardid terminó, sí, pero no con un salto limpio: el ritmo de crecimiento ha caído a niveles de "suspenso" (≈ 1.7 - 1.9 % para 2026). En ese contexto, más que un "si" para México, empieza a quedar claro un "cuándo".
Nuestro país no sólo recibe la ola norteamericana: la convierte en corriente para sus industrias, sus remesas, su dólar, sus empleos. Más de ocho de cada diez dólares que entran por exportaciones provienen de allá. Esa dependencia, que en días de alta mar complacía, hoy puede costarnos caro.
- Cuando EE. UU. deja de encargar autos y tecnología, la maquila mexicana siente un tirón de paro técnico.
- Cuando el desempleo norteamericano sube, las remesas flaquean; y en pueblos atrás de la sierra, ese dólar local es sustento.
- Cuando el comercio se enfría, los aranceles, los costos del transporte, los inquisidores de la política comercial se vuelven demonios de la realidad.
Que México crezca "bueno" —digamos 2.5 - 3 % en 2026— depende mucho de un entorno norteamericano que no colapse. Pero es justo cuando no colapsa y se queda "solo" tibio, que el peligro aparece. Porque las máquinas comienzan a apagarse y nadie lo ve venir hasta que baja el volumen.
Este es el momento para que nuestras autoridades y el sector privado actúen con premura. No basta con decir "estamos preparados": hay que mover las piezas.
Tres líneas de acción para evitar quedar a la intemperie
- Diversificar destinos y productos. Es urgente ampliar más allá de EE. UU. No solo por el Tratado USMCA, sino por diplomacia económica con Asia, Europa y América Latina.
- Fortalecer el mercado interno con políticas contracíclicas inteligentes. En vez de esperar a que "vuelva el norte", activar infraestructura, vivienda media y consumo local cuando los vientos externos flojeen.
- Reconocer que el near-shoring no es mantel garantizado, sino trabajo estructural. Las cadenas near-shoring no sobreviven al viento de panza americana si no hay valor agregado propio, si la formación técnica flaquea, si la logística y la energía no están maduras.
2026 ya no es "el futuro lejano". Está aquí, a la vista. Si EE. UU. se detiene, México verá el reflejo de un freno, quizá algo más ligero al principio, pero lo suficiente para hacernos tambalear. Con una mirada lúcida y una estrategia proactiva podemos convertir ese riesgo en combustible para la transformación, no en un golpe que nos empuje hacia atrás. El momento de moverse es ahora.
CPC, LD y MI Gilberto Soto Beltrán
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