México
La Virgen de Guadalupe, ¿cuál es su diferencia con la Virgen María?
Aunque suelen llamarse de distinta manera, ambas representan a la misma divinidad; aquí te explicamos por qué celebramos a la Morenita cada 12 de diciembre
Mientras el mundo católico y millones de mexicanos se preparan para cantar "Las Mañanitas" este 12 de diciembre, es común que surja una duda frecuente, especialmente entre las nuevas generaciones o personas ajenas a la fe: ¿Existe alguna diferencia real entre la Virgen de Guadalupe y la Virgen María?
La respuesta corta es: No existe ninguna diferencia en cuanto a la persona. La Virgen de Guadalupe es la misma Santísima Virgen María, la Madre de Jesús de Nazaret.
Sin embargo, la distinción y el motivo por el cual se les llama de diferente manera radica en las advocaciones marianas.
¿Qué es una advocación mariana?
En la Iglesia Católica, una advocación es el título, referencia o nombre específico que se le otorga a la Virgen María según la forma en que Ella se manifiesta en un lugar y tiempo determinado.
Es decir, aunque la figura es la misma (la madre de Cristo), recibe el nombre del lugar donde apareció o de la circunstancia de su mensaje. Por ejemplo:
- En Portugal es la Virgen de Fátima.
- En Francia es la Virgen de Lourdes.
- En México es nuestra Virgen de Guadalupe.
El Milagro del Tepeyac: La historia detrás de la fe
Según la tradición católica y el relato del Nican Mopohua, la Virgen María se apareció a San Juan Diego, un indígena chichimeca converso, el 9 de diciembre de 1531.
En esta aparición, la "Morenita" solicitó la construcción de un templo en las faldas del Cerro del Tepeyac, un lugar que ya tenía significado sagrado para los antiguos pobladores.
Ante la incredulidad del obispo Fray Juan de Zumárraga, quien pidió una prueba de la aparición, la Virgen obró el milagro. El 12 de diciembre, hizo florecer rosas de Castilla en pleno invierno en un cerro árido.
Juan Diego recolectó las flores en su tilma (manto) y, al desplegarla frente al obispo, las rosas cayeron al suelo revelando la imagen milagrosamente plasmada de la Virgen de Guadalupe, tal como la conocemos hoy.
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Símbolo de identidad nacional
La devoción a la Guadalupana trascendió rápidamente lo religioso para convertirse en un símbolo de identidad para México. Su imagen unificó a dos culturas (la española y la indígena) en una sola fe.
Prueba de su peso histórico es que, durante la Guerra de Independencia en 1810, el cura Miguel Hidalgo y Costilla tomó un estandarte con su imagen para encabezar el levantamiento armado, al grito de "¡Viva Nuestra Señora de Guadalupe!".
Su culto creció exponencialmente tras eventos históricos, como el fin de la mortífera plaga en 1737 en la Ciudad de México, donde fue invocada como protectora.
Hoy en día, ha sido reconocida por varios Papas como la "Emperatriz de América" y "Patrona de las Filipinas", consolidándose como la advocación mariana con más fieles en el mundo.
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