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Profeco: ¡que no te engañen! Este es el precio promedio de la uva para el fin del año 2025
¿Ya tienes las uvas para los 12 deseos? La Profeco detectó una diferencia de hasta 100 pesos en el precio del kilo dependiendo de dónde lo compres
Se acerca el fin del año y las familias ya se encuentran en los preparativos para la cena con la que despedirán al 2025 y darán la bienvenida al 2026.
Para que no te agarren desprevenido, la PROFECO reveló los precios promedio de las uvas para los 12 deseos, el ritual de Año Nuevo que se celebra en muchos hogares mexicanos.
¿Cuánto deben costar las Uvas en Año Nuevo?
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) analizó el precio por kilo de esta fruta entre el 15 y el 19 de diciembre. Según el análisis, el kilo de uva para esta cena de fin de año promedia los 102.17 pesos.
Sin embargo, el titular de la dependencia, Iván Escalante, advirtió que el costo varía drásticamente según el lugar de compra:
- Uva Thompson blanca sin semilla: Promedio nacional de $96.56, con mínimos de $49.90 (Tijuana/Juárez) y máximos de $159.00 (San Luis Potosí).
- Uva Red o Roja sin semilla: Promedio nacional de $81.01, encontrándose desde $36.90 (Saltillo) hasta $149.00 (San Luis Potosí).
- Uva Globo: Registra un promedio nacional de $85.47.
Escalante invitó a los consumidores a revisar el portal ¿Quién es quién en los precios?, para evitar pagar sobrecostos este 31 de diciembre.
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¿Por qué comer 12 uvas en año nuevo?
Comer uvas a medianoche es un ritual para atraer la buena suerte y la fortuna en el Año que llega.
Aunque hoy es un ritual de fe, su origen tiene un matiz muy práctico y un tanto astuto: surgió en España a principios del siglo XX como una brillante estrategia de marketing.
En 1909, los viticultores de Alicante tuvieron una cosecha tan abundante que no sabían qué hacer con tanto excedente. Para no perder la fruta, convencieron a la gente de que comer "las uvas de la suerte" en la última noche del año traería prosperidad.
Lo que empezó como una solución para no desperdiciar comida, se convirtió en una tradición, pues cada uva es un segundo de pausa donde, a pesar del ruido de los cohetes y las risas, nos obligamos a pensar en lo que queremos lograr.
No es la uva la que cumple el deseo, sino la intención que le pones mientras intentas no ahogarte con las semillas antes de que terminen las campanadas.
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