Sinaloa | 02/29/2016 | Danira Rodríguez
Los Mochis, Sin.- En el teatro, el actor busca interconectarse con su público, pero a veces ni las palabras, la iluminación o el escenario, son suficientes.
Para lograr que el espectador se vulnere e identifique con la trama presentada en el plano elevado, el actor necesita expresar más que una serie de palabras impuestas por el libreto, también es importante que encuentre en su ser la manera de engancharlos a través de su vida, sentimientos y pensamientos, y de esta manera lograr una retroalimentación que transforma el teatro.
En la búsqueda de este objetivo, Fernando Huerta Zamacona, licenciado en Artes Escénicas, estudió la técnica butoh con los maestros japoneses Taichi e Hiroko Tomano.
"Es una técnica de origen japonés y alemán, y como escencia busca comprometer la columna vertebral y la cadera, es decir, ni los ademanes, ni el rostro, lo que importa es el origen del movimiento que se ubica en la cadera, y como a partir del movimiento en la cadera uno realmente puede construir un enfoque orgánico; esta técnica busca una limpieza en la dicción del cuerpo y también asumir lo que es el cuerpo”, manifestó.
El actor tiene dos principios motores, el primero es el principio “cielo, mar y tierra”, que se refiere a la forma en que se cuadricula el cuerpo y se construye una partitura corporal, que permite asumir conflictos, vicios, debilidades para coadyuban a neutralizar bloqueos energéticos emocionales.
“Porque a veces ves obras de teatro donde el texto está bien dicho, el vestuario es bonito, la escenografía es linda, el texto es bueno, pero aunque el actor está diciendo bien su texto y es un buen actor, no le crees, no te comprometes, no te emociona; quizá el actor está trabajando desde un punto de vista externo en vez de interiorizar”, enfatizó.
Como parte de su trabajo, el actor y director, Fernando Huerta Zamacona, enseñó la técnica butoh a un grupo de jóvenes interesados en el teatro en el Centro de Innovación y Educación (CIE) durante cuatro días.