“Por los hijos uno tiene motor hasta que se acabe”

Sinaloa | 05/05/2016 | Danira Rodríguez

Teodora Ramírez Llanes se levanta desde las 05:00 horas diariamente para picar el nopal que la noche anterior limpió, empacarlo y salir en el primer camión que pasa por el ejido Las Torres, en El Fuerte y llegar antes de las 07:00 horas para comenzar la venta de verduras

Los Mochis, Sin.- Con siete hijos que mantener, Teodora Ramírez Llanes se levanta desde las 05:00 horas diariamente para picar el nopal que la noche anterior limpió, empacarlo y salir en el primer camión que pasa por el ejido Las Torres, en El Fuerte y llegar antes de las 07:00 horas para comenzar la venta de verduras en el callejón Agustín Melgar en el Centro de Los Mochis.

Embarazada de su primer hija, a los 18 años comenzó a trabajar por seguir a su abuela, quien recorría las calles y colonias vendiendo calabazas, papas, ejotes, frijol, nopales, tomates, y demás, aprendiendo el oficio desde muy joven.

“Nosotros primero anduvimos vendiendo por las casas, por las colonias, con los morrales en la cabeza, de ahí, un poco cansaditas nos sentábamos a que bajaran la mercancía por aquí en el callejón”.

“...de ahí poco a poquito nos fuimos quedando aquí porque era muy cansado andar por las colonias”, reconoció.

Son casi 11 horas las que, de pie, trabaja detrás de un exhibidor de madera donde coloca las bolsas con verduras que su hijo de 11 años le ayudó a empacar. El niño, orgulloso de su madre, estudia la primaria en la escuela “8”, y después de descansar un rato, se va a mediodía a clases y regresa por la tarde para esperarla, porque es hasta las 20:00 horas cuando regresan a su hogar.

“Pesado pero ya ves que uno tiene que asegurarle a los hijos comida, ropa, calzado, de todo. Sí es muy difícil pero por los hijos uno tiene motor hasta que se nos acabe”.

“...lo menos son 300 cuando están muy bajas las ventas y ya ves que con 300 pesos uno les da comida; cuánto no gasta uno en desayuno, comida y cena, apenitas sale la venta”, señaló.

De sus siete hijos, sus dos hijas más grandes ya se casaron y aún tiene cinco más a quienes mantiene; escuela, ropa, alimentación, sin embargo, reiteró que sus hijos son el motor para seguir adelante.

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