País-Mundo | 07/08/2017 | Notimex
Ciudad de México.- Ante los daños a la salud, patrimonio y entorno que produce la inhalación o contacto con el gas LP, la población deben extremar precauciones en su uso para evitar fugas, que además podrían generar explosiones e incendios.
Este combustible es la mezcla de hidrocarburos propano y butano, y debido a que es transparente en estado líquido y no tiene olor, a nivel industrial se le añade Metil Mercaptano, un gas tóxico, incoloro e inflamable con olor repulsivo para que se identifique de inmediato en caso de una fuga.
En la vida cotidiana tiene uso doméstico, comercial, industrial, como combustible carburante para vehículos, y para facilitar su manejo se convierte al estado líquido a través de compresión y enfriamiento, de donde toma el nombre de gas licuado de petróleo o gas LP
Tiene la propiedad de volverse líquido a temperaturas atmosféricas cuando es sujeto a una compresión moderada y regresa a su estado gaseoso cuando la presión se reduce, propiedad que permite que se pueda almacenar y transportar en estado líquido.
El gas LP se distribuye generalmente a través de cilindros o de pipas que surten a los tanques estacionarios de los hogares, por lo que es muy importante verificar que se encuentren siempre en buenas condiciones.
La producción en México de este energético se realiza desde principios de siglo, sin embargo, fue hasta 1946 cuando se inició su comercialización como estrategia para sustituir la utilización de combustibles vegetales como leña, carbón y petróleo en las casas de las zonas urbanas.
Los tanques estacionarios o los cilindros deben estar correctamente ubicados y bien ventilados para que las operaciones de carga y descarga puedan ejecutarse con seguridad, sdice el Sistema de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación.
A pesar de que el gas LP es más denso que el aire, el buen estado de la instalación permite que el gas se disperse en caso de que exista alguna fuga.
En una infografía “Gas LP: manejo seguro”, refirió que esta sustancia tiene una combustión completa y limpia, por lo que en grandes ciudades con problemas de contaminación vehicular se utiliza como combustible de automotores.
Respirar este gas causa dolor de cabeza, náuseas, vómitos, tos, dificultad al respirar, mareos, somnolencia, desorientación y, en casos extremos, convulsiones, inconsciencia, incluso la muerte.
Si el gas entra en contacto con los ojos provoca congelamiento, hinchazón y daño ocular, pero si hay contacto con la piel ocasiona quemaduras frías.
En ese sentido, recuerda que la Norma Oficial NOM 011/1-SEDG-1999 establece que las gaseras deben asegurarse de que los tanques estén en buenas condiciones antes de ser llenados e inutilizar los que presenten abolladuras o grietas.
Al recibirlos, es necesario verificar que la conexión no presente fuga, por medio de jabón, que tenga cuello protector, cinta plástica de seguridad, llave de seguridad, identificación y razón social de la empresa envasadora y la etiqueta de seguridad.
Protección Civil sugiere colocar los tanques de gas por lo menos a tres metros de distancia del calentador o estufa para evitar accidentes mayores en caso de producirse una fuga.
Los cilindros así como los tanques estacionarios deben estar fuera de la casa o en lugares ventilados y alejados de fuentes eléctricas para que el gas no se acumule y genere un flamazo o la intoxicación de los habitantes del lugar.
Para las conexiones de gas, es mejor instalar tubos de cobre o mangueras coflex y no manguera de plástico debido a que es fácil de que se fracture y genere fugas.
En el caso de los tanques estacionarios, deben instalarse por personal calificado y tienen que contar con válvula de seguridad, indicador de nivel de llenado, una llave de paso y en algunos casos etiqueta de seguridad.
Los tanques estacionarios tienen 10 años de vida útil, no debe llenarse más del 80 por ciento de su capacidad y sus válvulas y hermeticidad tienen que revisarse cada año por personal de la empresa surte el gas por lo menos cada cinco años.
Otro de los peligros generados por el gas LP es la mala combustión que produce monóxido de carbono; se puede detectar si en el techo de la cocina hay hollín o si la flama de la estufa o calentador tiende a ser de color amarillo o rojo.
Para verificar si hay una fuga, se recomienda aplicar agua y jabón en las tuberías y llaves, cerrar la llave de paso, ventilar el lugar, no encender o apagar la luz ni aparatos eléctricos, ni prender cerillos o cigarros ya que se podría provocar una explosión debido a un chispazo.
Como medida preventiva, un especialista debe revisar la instalación de gas por lo menos una vez al año para verificar que esté en buen estado y evitar accidentes.
En caso de incendio, se sugiere apagarlo con extintores si es pequeño, abandonar el lugar sólo si las rutas de evacuación y la salida no representan mayor riesgo que el lugar donde se encuentren.
Es importante evitar subir a la azotea o tratar de saltar al vacío y no regresar a una zona incendiada si no lo indican las autoridades, aun cuando se haya sofocado el fuego.