Sinaloa | 08/02/2019 04:30:00 p. m. | Notimex
Ciudad de México.- Desde hace 36 años Abraham habita en la Ciudad de México, sin embargo, no ha sido fácil, su origen indígena para él es un orgullo y se sigue reconociendo como tsotsil, a pesar de la discriminación y el tiempo.
Para Abraham vivir en la capital del país y hacer frente a la modernidad, pero a la vez conservar sus orígenes ha sido complicado, pues como polo de resistencia está su lengua, la misma que heredó a sus hijos.
“Seguir hablando la lengua materna es lo principal, no perderla, enseñarles nuestros haberes a los hijos, a nuestros seres queridos, seguir conservando nuestra vestimenta, música, tradición y gastronomía”, aseguró a Notimex.
Abraham es uno de los más de 786 mil indígenas que habitan en la Ciudad de México, de 65 culturas diferentes, como mazahuas, otomíes, zapotecos, nahuas, tzeltales, tsotsiles, triquis.
En opinión del presidente del Movimiento de Pueblos, Comunidades y Organizaciones Indígenas, Pascual de Jesús González, sigue habiendo discriminación y el estigma hacia los pueblos indígenas es muy alto.
De ahí que con la Décima Jornada por la Visibilización de la presencia indígena en la Ciudad de México se busca sensibilizar a los capitalinos sobre la presencia de esta población, con muestras de danza, vestimenta, poesía y gastronomía.
Para Adriana, de origen purépecha, es muy importante recordar el origen, pues todos tenemos una raíz. México está formado por indígenas, que fueron migrantes e inmigrantes desde hace muchos años, antes de la conquista.
En entrevista con Notimex comenta que Michoacán es uno de los estados que más ha defendido su autonomía, donde han luchado por ser comunidades independientes, libres, que no dependen de un partido político.
“Las mujeres resistimos, usamos nuestra lengua materna y vestimenta, no cambiamos, aunque vivamos aquí. No nos olvidamos. Queremos que permanezca, que nuestra ropa siga vigente”, subrayó.
Adriana declara que mientras en otros estados usan la vestimenta como un artículo comercial, perdiendo la identidad del verdadero bordado, su comunidad lo hacen conforme a su identidad, que son las islas, el lago de Pátzcuaro.
“El bordado no es sólo mercantil, sino nuestro origen y raíz, porque bordamos dependiendo del estado de humor, la ocupación, y del lugar que somos”.
Para ella, lo importante es no olvidar de dónde vienen, seguir generación tras generación “agarrando de la mano a nuestra raíz”, no minimizar su lengua y trasmitirla a sus hijos.