Sinaloa | 05/07/2020 11:42:00 a. m. | Brianda López
Culiacán, Sin.- Con unas cuantas latas de atún, unos kilos de frijol y con un letrero con la leyenda “Quien pueda deje, quien no pueda agarre”, el día 1 de abril, cuando la pandemia del Covid-19 había sido declarada tres semanas atrás, el párroco de la Iglesia Nuestra Señora del Carmen, Miguel Soto, se encomendó a Dios y decidió sacar una mesa con los pocos alimentos que tenía, con la intención de ayudar a quienes ya no tenían un trabajo ni tampoco que comer.
A partir de ese momento, cientos de personas hacían largas filas para obtener un poco de alimento y el párroco explicó que el tema del orden no fue problema, ya que fácilmente la gente guardaba sana distancia y tomaba todas las medidas de precaución para evitar cualquier contagio de coronavirus.
Día tras día, se acercaron empresarios, agricultores y población en general a donar insumos para que las despensas no se dejaran de dar, fue así como actualmente se entregan más de 2 mil apoyos diarios.
“La gente ha tenido mucha confianza en nosotros, la gente sinaloense es gente buena, darle las gracias a los empresarios y agricultores, pero esto no es algo nuevo... siempre han jalado, siempre han jalado con la gente, yo solo organizo todo para que llegue a la gente y a quien verdaderamente lo necesita”, destacó.
Asimismo, explicó que, al inicio de la Fase 3 de la pandemia, se suspendieron las entregas en la iglesia y, con la ayuda casi 100 voluntarios, ahora van a las casas de las personas a dejar la comida.
El párroco destacó que desde el 1 de abril a la fecha y con ayuda de toda la sociedad sinaloense han podido bendecir y entregar más de 100 mil paquetes de alimentos a quien más lo necesita en el municipio de Culiacán y sus sindicaturas, así como también en Navolato y otros municipios.
“Todos trabajando todos los días sin cobrar para que las despensas lleguen a quien más lo necesita, esa es la clave, la ciudadanía, el que tiene que comparta y el tal vez no tiene pero se puede ofrecer su tiempo, esa es la clave la participación ciudadana”, apuntó.
El sacerdote Miguel Soto se ha distinguido entre la sociedad culiacanense, ya que desde hace varios años en su iglesia se sirven desayunos a indigentes, labor que no han dejado de realizar; sin embargo, ahora entregan el alimento para llevar y con ello evitar la aglomeración de personas y evitar contagios.
El padre Miguel, como todos lo llaman de cariño, afirmó que Sinaloa se encuentra lleno de gente buena por la que él hace oración todos los días, de la misma manera aseguró que no hay forma de pagar todas las donaciones que han recibido, por lo que agradeció a todos los empresarios, agricultores y a la sociedad en general que se ha sumado a la causa y sin ellos no sería posible.