Seguridad | 09/16/2020 03:53:00 p. m. | Manuel Aceves
Culiacán, Sin.- Desde lo alto de una loma en una colonia al sur de Culiacán, la señora Lupita vigila los domicilios de dos jóvenes que presuntamente estarían involucrados en la desaparición de su hijo.
Ellos ya no están ahí, se esfumaron en cuanto se autorizó la orden de aprehensión, como si alguien les hubiera avisado, así lo cree María Guadalupe quien ya no confía en los investigadores de la Fiscalía General del Estado.
Es una madre con rabia, molesta y decepcionada, quien relató a Luz Noticias todo lo que hizo para que el caso avanzara, desde mudarse a Culiacán, volverse “detective” y gastar dinero que no tenía.
Ella fue quien reunió las pruebas, descubrió que los presuntos responsables utilizaron por varios días la camioneta de su hijo, hacían llamadas desde su teléfono y hasta vendieron por internet la mercancía que le robaron al joven comerciante.
Al realizar la investigación por cuenta propia, Lupita arriesgó la vida, dio con el domicilio, nombre y hasta alias de los jóvenes involucrados, pero también descubrió que los investigadores le mintieron con relación a los registros de las cámaras de videovigilancia y “trabaron” el caso.
De no ser porque pagó 10 mil pesos a un penalista particular, considera que la orden de aprehensión no hubiera salido, pero en cuanto lo hizo los jóvenes escaparon.
“A finales de mayo, mucha coincidencia, sale la orden y yo creo que un día antes, no lo aseguro, pero en ese momento se desaparecieron, hasta en las redes sociales dejaron de subir cosas, hasta cambiaron la foto de perfil, cambiaron hasta de nombre según ellos, pero era el mismo correo, cambiaron hasta los teléfonos pero sus equipos seguían activos, tiraron el chip pero pusieron otros”, explicó.
Fue el 24 de febrero, cuando su hijo, Jesús Manuel Santo Medina, fue visto por última vez a espaldas de la catedral de Culiacán, donde solía encontrarse con sus clientes, dos días después Lupita lo fue a buscar a su domicilio en el fraccionamiento Urbi Villa del Prado, donde sólo encontró un charco de sangre.
A pesar de las piedras en el camino, busca a su hijo en parajes solitarios, pero también a sus captores para que le digan donde está su cuerpo.