Sinaloa | 09/01/2021 08:00:00 p. m. | Manuel Aceves
Culiacán, Sin.- Rostros tristes y cansados, pies descalzos llenos de lodo, manos arrugadas por la humedad, son algunos signos que comparten los habitantes de comunidades como Caimanes, Potreros y Pueblo Nuevo, todas afectadas por el embate del fenómeno meteorológico "Nora".
Luz Noticias hizo un recorrido por estas comunidades de Elota, donde se constató el dolor de las familias que lo perdieron todo.
El recuerdo de intensas lluvias que golpeaban los techos de las viviendas y que afuera de éstas hicieron crecer el arroyo Agua Amarga y reventaron los desagües, se mantiene como una pesadilla para la señora Cecilia Flores Martínez, vecina de Caimanes.
Relató que fueron momentos de mucha angustia ya que su marido se recupera de una crujía de corazón abierto que hace unos días le practicaron, por lo cual incluso optaron por no ser llevados a un refugio habilitado por las autoridades municipales.
- ¿Hasta donde les llegaba el agua a ustedes?
A unos metros de Cecilia, vive la señora Francisca, quien entró en crisis nerviosa al ver que el agua había superado el nivel de la ventana de su casa y se metió sin tregua por ésta; pero lo que más le angustia es recordar el llanto de sus hijos.
Al entrar en las viviendas huele a lodo, a humedad y la madera de muebles reventados por el agua, el calzado está “sepultado” bajo el lodo, también los juguetes de los niños y niñas.
Para los pequeños del hogar no hay regreso a clases ni virtual ni presencial, por lo menos no en los próximos días, sus útiles escolares están mojados, no hay computadoras, no hay tabletas electrónicas, la corriente se llevó hasta televisiones y dejó los electrodomésticos inservibles y rebosando de agua, tampoco hay energía eléctrica. “Así ¿cómo?”, se preguntan.
Hombres y mujeres barren el lodo desde el interior de las viviendas, llevan así desde el lunes y la suciedad sigue aferrada al suelo, a las puertas y las ventanas. Hasta las mascotas se pasean por las casas con el hocico lleno de lodo.
En el exterior se aprecian los colchones húmedos y otros muebles que sus dueños se aferran a recuperar, los exponen al sol para ver si con un poco de calor pueden volver a servir, pero en algunos casos será imposible.
Ante este escenario, la pregunta obligada de los afectados es: ¿y ahora que vamos a hacer?.