Deportes | 03/07/2022 09:13:00 a. m. | EFE
Diversos grupos ultra del Dinamo de Zagreb croata y del Rayo Vallecano se han dado cita en Sevilla en el último mes para convertir la capital hispalense en escenario de sus enloquecidas rivalidades y en campo de batalla en el que dirimir sus antagonismos, lo que ha evitado en ambos casos por la Policía Nacional.
Los gravísimos incidentes entre aficionados de los equipos mexicanos Querétaro y Atlas han vuelto a poner de manifiesto la globalización del fenómeno de los hinchas radicales de los equipos de futbol y el hecho de que trasciende el deporte para adentrarse en los oscuros territorios de la violencia gratuita.
La «internacional» de grupúsculos violentos de diverso signo ideológico, si es que el término idea es aplicable en estas disputas, hace que cualquier partido de competición nacional o internacional sea potencial escenario de posibles peleas entre tribus de extrema derecha o de ultraizquierda.
Por tener, tienen memoria y cuitas pendientes que intentan saldar a las primeras de cambio, no en balde la bronca que pretendían los croatas, de la que ha informado la Policía en una nota, tenía su antecedente en incidentes con ultras del Sevilla en noviembre de 2016 con motivo del partido entre ambos equipos en el mismo escenario, correspondiente a la cuarta jornada de la fase de grupos de la Liga de Campeones de aquella edición.
La última ocasión en la que Sevilla ha estado en el punto de mira de grupos ultra ha sido el partido de Copa del Rey entre el Betis y el Rayo Vallecano del pasado 3 de marzo, una coartada como otra cualquiera para buscar peleas con la excusa disparatada de la rivalidad política.
Fueron 140 miembros de los «Bukaneros», ultras rayistas, los que buscaban bronca con los radicales béticos «Real Betis Supporters Gol Sur» y «United Family», aunque al ser viejos conocidos de la Policía fueron detectados, neutralizados por fuerzas policiales a su llegada a Sevilla y, fuertemente vigilados en el Benito Villamarín, conducidos de regreso hasta los autobuses en los que se viajaban con destino a la capital de España.
Este partido copero fue declarado de alto riesgo ante la posibilidad de choques violentos entre los ultras verdiblancos y los vallecanos, quienes se significaron por su oposición a la llegada a Vallecas del jugador ucraniano del Betis Román Zozulya al atribuirle sin fundamento simpatías neonazis.
Antes del partido del Rayo Vallecano, con el dispositivo policial centrado en el barrio de Heliópolis, el 17 de febrero hubo un despliegue análogo en otro extremo de la ciudad de Sevilla, en Nervión, para evitar que los ultras croatas del Dinamo de Zagreb convirtieran el partido de Liga Europa ante el Sevilla en excusa para desplegar su más que acreditado currículo de violencia.
La Policía Nacional detectó la presencia masiva en Sevilla de seguidores croatas, asociados a grupos de corte neozani y ultranacionalista extremadamente violentos y agrupados bajo la denominación de «Bad Blue Boys», chicos malos como no dudan en llamarse quienes, vestidos de azul, manosean el fútbol como excusa para desahogar sus pulsiones.
Estos ultras croatas, según la Policía Nacional, han llegado a enfrentarse a otros armados con hachas, como sucedió en la brutal pelea previa al partido de Liga Europa entre el Dinamo de Zagreb y al Saburtalo de Tbilisi, celebrado en la capital georgiana el día 23 de julio de 2019.
Tampoco dudan los radicales del Dinamo de Zagreb en enfrentarse a otras hinchadas aunque sean ideológicamente afines, como fue el caso de los incidentes contra los del Legia de Varsovia polacos, los 'Teddy boys 95', ocurridos en Zagreb el 4 de agosto de 2021 la noche previa de un partido de Liga de Campeones.
Según el comunicado policial, la afición ultra «Biris Norte» del Sevilla se caracteriza por la rivalidad ideológica con los radicales croatas, con quienes ya han mantenido algún grave enfrentamiento violento, lo que hizo que el partido fuera declarado de muy alto riesgo.
La Brigada Provincial de Información de Sevilla tuvo conocimiento del desplazamiento a Sevilla de más de 400 croatas, entre ellos grupos radicales incontrolados, localizándose algunos en los vuelos que llegaban a Málaga y Sevilla.
Ante la más que segura posibilidad que el día del partido y la noche previa, ambos grupos ultra pudieran llegar a enfrentarse en las calles de Sevilla, se dispuso un dispositivo de seguridad, que permitió detectar y desactivar un enfrentamiento pactado la noche previa del partido en la Avenida de la Innovación en Sevilla, una batalla campal frustrada por la actuación policial.