Policiaca | 01/08/2023 09:52:00 a. m. | Ernesto Torres
El «Enero negro», ha marcado a la familia Guzmán, pues a siete años del operativo «Cisne Negro» que concluyó con la detención de Joaquín «El Chapo» Guzmán Loera y de su jefe de seguridad Orso «El Cholo» Iván Gastélum, en Los Mochis, Ahome, esta vez, en Jesús María, Culicán, el grupo militar conocido como «Cazacapos» recapturaron a Ovidio Guzmán López, hijo de «El Chapo», y el presunto heredero del imperio del Cartel de Sinaloa.
La recaptura de Ovidio Guzmán, alias «El Ratón», el pasado 5 de enero de este 2023, por parte de un grupo de élite que se dedica a recabar información y a detectar a los líderes de organizaciones criminales, así como de planear la detención de sus integrantes (Grupo de Análisis de Información del Narcotráfico «GAIN»), representa un viraje a la política del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien hasta hace poco era conocido como el mandantario de los «Abrazos, no balazos».
Tras la primera captura de Ovidio Guzmán, el jueves 17 de octubre del 2019, el Presidente de México fue duramente criticado, incluso hoy en día ha sido señalado porque la detención no solo se da a tres días de que se cumplan los 7 años de la detención de su progenitor, considerado uno de los narcotraficantes más peligrosos del mundo, quien fue capturado y extraditado a Estados Unidos.
Pero además, las críticas también giran en torno a que esta detención sucede a pocos días de la Cumbre en México de los mandatarios de Estados Unidos, Joe Biden, y de Canadá, Justin Trudeau.
«El Chapo Guzmán» fue considerado el líder del Cártel del Pacifico, también conocido como Cártel de Sinaloa (CDS), hasta su extradición a Estados Unidos en el 2017, casi un año después de ser aprehendido, mismo que, según las autoridades, fue ubicado por mensajes con la actriz Kate del Castillo, y tras la entrevista que le hizo Sean Penn para la revista Rolling Stone.
Aunque han pasado ya siete años de su captura, al igual que su hijo «El Ratón», uno de líderes de la facción «Los Menores», Guzmán Loera sigue siendo considerado como «un héroe» para muchos sinaloenses, principalmente para quienes habitan comunidades de la zona serrana y algunas sindicaturas por donde se movían previo a sus detenciones.
Este fenómeno sucede aún y cuando se les atribuyen directa, o indirectamente, miles de muertes en México y el extranjero, derivadas de la violencia o por consumo de drogas sintéticas.
Sin duda, el mes de enero del 2016 y 2023, ha resultado trágico para esta familia, cuyos integrantes son buscados por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, y en el caso de Guzmán Loera, ahora sentenciado a cadena perpetua en el vecino país, luego de haberse fugado de las autoridades mexicanas de penales federales y de máxima seguridad en el 2001 y en julio del 2015 de penal del Altiplano, en el Estado de México.
Han pasado ya 7 años de aquella mañana del 8 de enero del 2016, cuando a través de un tuit del entonces Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, se confirmó lo que quizás nadie imaginaba, incluso ni los mismos elementos del Grupo de Élite de la Secretaría de Marina: habían detenido al capo más buscado en los últimos tiempos.
Pero previo a la captura de este personaje, se vivió un infierno en la casa de seguridad el fraccionamiento Las Palmas de la ciudad de Los Mochis, quizas no se pueda comparar con el nivel que han tenido los denominados «Culiacanazos» de los «jueves negros» del 17 de octubre del 2019 y del jueves 5 de enero de este 2023, pero fue un antecedente claro de lo que se vendría.
El 8 de enero del 2016 a las 04:00 horas, la ciudad de Los Mochis se despertó con el estruendoso sonido de las balas: El operativo «Cisne Negro» estaba en marcha. Esta operación culminó con la detención de Joaquín «El Chapo» Guzmán Loera, y su jefe de seguridad Orso «El Cholo» Iván Gastélum, en el municipio de Ahome, en Sinaloa.
Durante el operativo, cientos de balazos se efectuaron por parte de la guardia personal del capo en contra de los efectivos de la Marina en la casa de seguridad del capo ubicada en la colonia Las Palmas, en la esquina del Bulevar Jiquilpan y la calle Río Quelite.
Algunos vecinos recuerdan la balacera como una anécdota para sus familiares, pues aunque la casa de seguridad donde se suscitaron los hechos se ha convertido prácticamente en un punto de visita, hoy, los vecinos se atreven, o mejor dicho se limitan a decir que solo miraban «movimientos extraños» de personas que llegaban y salían durante las noches; pero días cercanosa la captura de «El Chapo», nadie decía nada, y todos aseguraban no haber detectado nada fuera de lo normal en la casa de Guzmán Loera.
Tras años del operativo, la casa de seguridad que en un inicio estaba vigilada por elementos de la Policía Municipal de Ahome, y bajo custodia de la actual Fiscalía General de la República, hoy está vandalizada, saqueada, polvorienta e incluso olvidada por las autoridades, pues aunque sigue siendo un punto que curiosos y turistas buscan conocer para tomarse fotografías, casi nada queda de lo que fue la última guarida del capo más buscado en los últimos tiempos.
Los habitantes de la colonia cuentan que ese episodio quedó en la historia y aunque aún no se explican en qué momento realizaron el narcotúnel por donde se escapó hacia una alcantarilla Guzmán Loera, dicen que «para ellos nada es imposible, porque tienen dinero y poder», poder que, según expertos, podría menguar con la reciente captura de Ovidio Guzmán.
Contrario a lo que se escucha por quienes viven de cerca la violencia del narco y que socializan con gente cercana a los capos, expertos y columnistas consideran que el imperio del Cartel de Sinaloa prácticamente sigue intacto y que «hay menores para rato», al referirse a que, aún estando preso y sentenciado, Joaquín Guzmán Loera y sus hijos, líderes del grupo «Los Menores», brazo armado del Cartel del Pacifico, continuarán con el legado.
Tras su captura, en febrero del 2019, Joaquín Guzmán Loera, de 62 años de edad, fue declarado culpable de 10 cargos que enfrentaba en su juicio, lo cual ha sido considerado el mayor en la historia de Estados Unidos, por narcotrafico.
Fue el miércoles 17 de julio del 2019 cuando el capo originario de La Tuna, Badiraguato fue condenado a cadena perpetua como líder de un cártel que envió toneladas de droga al vecino país de forma ilegal y por mantener de forma continua una organización criminal; además se le dictaron 30 años adicionales en Estados Unidos por el uso de armas de forma violenta.
Según consta en documentos, el Juez Brian Cogan, del Tribunal de Brooklyn en Nueva York, aceptó la pena que requirió la Fiscalía de Estados Unidos. Además, en ese entonces, un magistrado ordenó incautarle casi 12 mil 700 millones de dólares, cantidad que, según el gobierno estadounidense, «El Chapo» ganó como líder del Cártel de Sinaloa.
Para el 25 de enero 2022, tras un recurso de la defensa del narcotraficante para anular el juicio, la Corte de Apelaciones del Segundo Dristrito de Manhattan, en Estado Unidos, confirmó la cadena perpetua impuesta al capo mexicano; condena que ya le habían impuesto en julio del 2019, por los delitos de tráfico de drogas, lavado de dinero, y otros cargos relacionados a la delinciencia organizada, pues determinaron que el juicio había sido «diligente y justo».
Actualmente, Joaquín «El Chapo» Guzmán espera un probable traslado a otra prisión federal de máxima seguridad en Estados Unidos, en donde podría pasar el restos de sus días, en tanto el destino legal de su hijo, recién aprehendido, aún es incierto.