Sinaloa | 02/03/2023 06:25:00 a. m. | Brandon Sainz
La vida de una persona privada de la libertad o reo, cómo coloquialmente le llaman, es una vida que sigue teniendo derechos.
Son personas que, a pesar de haber cometido un delito, tienen derecho a una vida digna, lo cual incluye el acceso a agua para beber, hacer tareas de higiene personal y a tener contacto físico con el exterior.
Además de ser atendido por servicios médicos especializados, a ser defendidos por abogados, a recibir capacitaciones profesionales o a ejercer una actividad laboral dentro de la prisión.
Pareciera sencillo decir que ser reo no es tan complicado cómo parece; sin embargo, a pesar de los derechos que se siguen respetando una vez que cometió el delito, no les va también.
Las conclusiones anteriores son con base a una persona con tiempo de experiencia siendo Persona Privada de la Libertad (PPL), pero ojo, el ambiente siempre varía.
Por otro lado, el penal de Aguaruto ha sido catalogado como un centro penitenciario corrupto, pues se han dado a conocer fugas casi de película, tráfico de influencias, muertes sospechosas, tráfico de drogas y, prácticamente, autogobierno al interior.
Es el mismo penal en el que en los últimos 20 años se han fugado alrededor de 115 internos y se han registrado casi el mismo número de muertes.
El último hecho y más sonado, fue el 17 de octubre del 2019, durante el llamado «Jueves Negro» o «Culiacanazo»; 47 internos salieron por la puerta del penal de Aguaruto.
Se dijo que los liberados se unieron al enfrentamiento que se registraba esa tarde tras la detención Ovidio Guzmán López, luego de ser aprehendido por las Fuerzas de Seguridad del Ejército.
Hay muchos mitos alrededor de este tema, infinidad de opiniones divididas, situaciones muy distintas, faltan muchas cosas por aclarar en esta corta redacción; sin embargo, el objetivo principal de esta nota, es dar un mensaje para el lector, de que su vida plena se encuentra fuera de las celdas.