Sinaloa | 03/31/2023 07:00:00 a. m. | Esthela García
Martín Ruiz es un videógrafo de Luz Noticias que combina su pasión por el periodismo con su fe y raíces en la cultura indígena mayo-yoreme.
Cada viernes de cuaresma se desaparece de la redacción de Luz Noticias para vestirse de judío y cumplir con la promesa que le hizo a su abuelo.
Cuando Martín está vestido de judío no puede hablar y tiene prohibido descubrir su rostro, lo que complica combinar la fe con su vida laboral.
Ser judío va más allá de la máscara, tenábaris y danzas; es una representación de la Pasión de Cristo, en donde se comprometen durante 40 días a representar al mal.
El judío está en contra de Cristo y por eso no puede tocar lo que es sagrado; está obligado a dormir y comer en el piso.
Ser judío es una manda, una promesa y una tradición, que incluso prohíbe que tengan intimidad con su pareja para no contagiar el mal que están representando durante la cuaresma.
En el Conti que se realiza cada viernes de cuaresma todo juega un papel importante; incluso, el tono del tambor cambia de viernes a viernes y se van restando notas musicales hasta que queda un sonido sombrío para el Miércoles de Tinieblas.
Para el jueves, los judíos ingresan a la iglesia de Todos Los Santos, en Tehueco, El Fuerte, toman la imagen de Cristo y lo encierran. Los creyentes la tocan mientras un maestro rezador pide por su salvación, acompañado de las cantadoras y los músicos.
A Martín, como judío, le tocará celebrar la captura de Jesucristo bailando y corriendo.
El Jueves y Viernes Santo, la representación de Poncio Pilatos sale a buscar las cruces que los indígenas yoremes pusieron fuera de sus casas, las cuales cubrieron de álamo; los judíos las toman y corren en círculos contrarios. A esto le llaman «tumbar cruces».
El Sábado de Gloria los judíos renuncian al mal, corren y queman máscaras, son bautizados y su papel en la fiesta de Semana Santa se acaba.
El sábado en la tarde y el domingo, los pascolas y venado continúan la fiesta indígena yoreme, en representación del bien y la resurrección de Jesucristo.
Para Martín Ruiz, vestirse de judío tiene un significado más profundo, pues con la danza y el sacrificio rinde promesa a su abuelo, quien le inculcó el amor por la cultura indígena mayo-yoreme.
La figura de su abuelo acompaña a Martín a todas partes, y aunque muchas personas no entenderían cómo un adulto, periodista y profesional destinaría 40 días de su vida a cumplir con una manda, para él es una convicción de vida y lo llena de orgullo, el orgullo de ser judío de Tehueco, El Fuerte.