Sinaloa | 08/03/2023 09:28:00 p. m. | Ernesto Torres
A quienes se quedaron a cuidar sus pertenencias les exigen resguardarse a las cuatro de la tarde; los grupos delictivos pusieron toque de queda y los militares que acudieron para mantener el orden, son señalados de cometer violaciones a los derechos humanos.
Apegados a un toque de queda obligatorio, encerrados y amenazados a no exponer la situación en la que se encuentran, permanecen algunas familias que se resistieron ha ser desplazadas por la violencia.
Atrincherados en sus domicilios permanecen sin alimentos, en espera de que pueda regresar la calma y la tranquilidad a la zona serrana del municipio de Sinaloa.
Aunque las autoridades policiacas reiteran que es seguro regresar para los pobladores, situación que replican Rubén Rocha Moya y Rolando Mercado Araujo, gobernador del estado y presidente de Sinaloa, respectivamente, la realidad contrasta con las declaraciones.
Pues aunque el Ejército busca recobrar la tranquilidad, la paz se ve distante aún en la zona donde fue el epicentro de los enfrentamientos, pues incluso ellos mismos son señalados de cometer actos arbitrarios.
Pobladores de las comunidades pertenecientes a las sindicaturas de Bacubirito y San José de las Delicias aseguran que las cosas no están nada bien, que pareciera que la guerra que inició desde hace ya una semana, no tendrá fin, y que la calma que aseguran las autoridades que hay en los pueblos, no es para nada cercana a la realidad.
Entrevistados por Luz Noticias, pobladores que decidieron quedarse a cuidar sus animales, a proteger sus pertenencias y a resguardarse en sus hogares con la esperanza de que la hola de inseguridad solamente fuera momentánea, aseguran que no saben cuánto tiempo podrán soportar esa situación, antes de aceptar ser desplazados.
Narran que hay comunidades en las que se quedaron una o dos familias, pero que el hambre los está obligando a salirse a la ciudad, pues los alimentos se volvieron escasos, aunado a que algunas poblaciones permanecen sin el servicio de energía eléctrica y lo poco que tenían guardado no resistió las altas temperaturas que se registran en esa zona de la sierra.
También señalan que las tienditas de abarrotes ya no tienen alimentos que venderles; además, los grupos delictivos han obligado a comerciantes a cerrar a las 4 de la tarde, hora en la que los gatilleros no quieren ver a nadie en las calles, al menos fue lo que denunciaron dos personas de la sindicaturas de Bacubirito, quienes estaban ya esta tarde de jueves escondidas en sus hogares.
Otra de las situaciones a las que se enfrentan son los supuestos abusos cometidos por los mismos elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), pues aseguran que quienes decidieron quedarse a tratar de llevar una «vida normal» ya no solamente deben cuidarse de los integrantes de grupos delictivos que buscan acaparar el territorio, sino de las fuerzas militares, quienes de manera arbitraria han cometido una serie de violaciones de los derechos humanos.
Pobladores de un rancho cercano a La Piona, aseguran que elementos de la milicia que se encuentran acampando en la comunidad de Tabalaopa, realizaron patrullajes hacia la parte alta, rumbo a la zona de mayor conflicto, pero allí presuntamente han cometido abusos contra pobladores que, pese a la inseguridad, decidieron quedarse para recobrar sus actividades, buscar el sustento y tratar de continuar con su vida.
Señalaron que dos jóvenes que viajaban a bordo de una cuatrimoto a trabajar a la pizca de tomate fueron víctimas de tortura a manos de los efectivos militares, esos elementos que se presume acudieron a la sierra para tomar el control ante la presencia de grupos delictivos.
Los denunciantes señalan que a dichos jóvenes les quitaron la cuatrimoto en la que se desplazaban a trabajar, los azotaron con cables, luego los soltaron descalzos y les robaron sus teléfonos celulares, la cantidad de 600 pesos, una hielera con agua y hasta una cajetilla de cigarros. No conforme con golpearlos, presuntamente los humillaron.
Cabe mencionar que el mediodía de este viernes, alrededor de 56 personas víctimas de desplazamiento forzado y que permanecían en el albergue de Guamúchil, acudieron a sus comunidades a bordo de un camión, resguardados por elementos del Ejército Mexicano y de la Guardia Nacional. Acudieron solo a ver cómo están sus animales, darles comida y unos otros a soltarlos, pues los tenían atados en sus domicilios.
Asimismo, a cerrar sus casas que dejaron abiertas al salir huyendo, y aunque algunos en un inicio habían dicho que se quedarían en sus ranchos, al caer la noche no se ha dado a conocer que alguno de ellos decidiera hacerlo, pues la inseguridad persiste en prácticamente todas las comunidades en donde se dio un éxodo por la violencia