Policiaca | 09/06/2023 08:41:00 p. m. | Ernesto Torres
Los enfrentamientos que dejaron muertos a por lo menos cuatro integrantes de la familia Flores, en El Durazno, Tamazula, Durango, han provocado que las autoridades federales fijen la mirada en esa región, comprendida entre los estados de Chihuahua, Sinaloa y Durango en el noroeste del país, denominada como el «Triángulo Dorado», epicentro del trasiego drogas.
Pablo Flores, conocido lugarteniente del Cártel de Sinaloa (CDS), fue asesinado junto con su familia en un enfrentamiento armado que comenzó el pasado domingo, 27 de agosto y se prolongó hasta el lunes 28 del mismo mes.
La violencia en esa región, aparentemente motivada por disputas territoriales y financieras, ha dejado al menos cuatro víctimas mortales confirmadas hasta el momento.
Uno de los aspectos más notorios de la vida de Pablo Flores, es su presunta participación en un acto atroz que tuvo lugar en 2004.
En ese año, colaboró con Joaquín «El Chapo» Guzmán Loera en el asesinato de Rodolfo Carrillo Fuentes, conocido como «El Niño de Oro», en la Plaza Cinépolis de Culiacán. Ese hecho fue lo que lo llevó a tomar renombre e importancia dentro del narcotráfico en Sinaloa.
Después de ese episodio, Pablo Flores consolidó su poder en la región de El Durazno, donde se dedicaba al tráfico de drogas y la explotación de la madera.
Su ascenso al control absoluto de esta zona se produjo tras vencer a su rival, apodado «El R», en una guerra territorial.
A lo largo de los años, Pablo Flores tuvo enfrentamientos con otros grupos del Cártel de Sinaloa. Incluso, fue detenido e ingresado en el penal de Aguaruto, sin embargo, logró escapar junto con otros miembros leales a «El Chapo» Guzmán, al año siguiente.
Posteriormente, se refugió en el llamado Triángulo Dorado, una región montañosa de difícil acceso que abarca los estados de Sinaloa, Chihuahua y Durango.
Ahí estableció su imperio criminal junto con su familia, hasta que la reciente violencia interna dentro del Cártel de Sinaloa provocó el fatal enfrentamiento que resultó en su muerte, así como en la de su esposa Nubia Guadalupe y dos de sus hijos, Carlos Alberto y Samuel.
Este conflicto parece estar relacionado con una disputa de poder y territorio en la zona, pero hasta ahora las autoridades no han proporcionado detalles específicos sobre su origen y desarrollo.
Además, se reporta la desaparición de dos niñas de 10 y 12 años, quienes también pertenecían a la familia de Pablo Flores y de quienes no se ha establecido su paradero.
Las autoridades de Durango y Sinaloa trabajan para esclarecer los hechos violentos.