Sinaloa | 02/22/2024 01:00:00 p. m. | Enrique Chan
La segunda captura de Joaquín Guzmán Loera en el puerto de Mazatlán, tras fugarse en el año 2001, luego de permanecer 9 años preso en el penal de Puente Grande, en Jalisco, provocó que el sitio donde fue atrapado, se convirtiera en un atractivo turístico.
Culiacán ya no era un lugar seguro para el hombre más buscado y que fue considerado por la revista Forbes como uno de los más ricos del mundo.
Esto, debido a que sus casas de seguridad y ranchos en la periferia de la capital sinaloense estaban expuestos y vigilados, así fue como empezó la cacería de Joaquín Guzmán Loera en la Operación Gárgola.
Los infantes de Marina se trasladaron desde el sábado 15 de febrero de 2014 a Culiacán, en donde comenzaron con el despliegue de fuerzas en propiedades de familiares de «El Chapo» como se le conoce al narcotraficante, con una movilización de tropas que despertó las sospechas y curiosidad de la gente de la capital.
De una casa de seguridad, Guzmán Loera pudo fugarse por túneles conectados con el sistema de alcantarillado de la ciudad y llegar al canal Recursos Hidráulicos.
De allí, fue apoyado para emprender la fuga a Mazatlán, acompañado por dos de sus escoltas personales, a tan solo unos metros de la base de la entonces conocida como Policía Ministerial.
Ya en el puerto, donde se dice que llegó disfrazado de viejecito, con un bajo perfil, se mantuvo oculto durante días en un edificio de la Avenida del Mar, el Miramar, junto con su esposa e hijas gemelas, un escolta y una mujer que era su cocinera.
A las 5:00 horas del 22 de febrero de 2014, Mazatlán dormía, pero las hélices de dos helicópteros «Sea Hawk» acabaron con la calma de la Perla del Pacífico.
Para las personas que empezaban su rutina esa madrugada, el movimiento de aeronaves militares era muy inusual, por lo que algunas se asustaron, porque nunca habían visto a esas horas un despliegue similar.
Los marinos y presuntamente agentes de la DEA disfrazados de militares mexicanos irrumpieron en el condominio 401 por la fuerza, donde sometieron a «Cóndor», escolta personal de «El Chapo».
Con ellos se encontraban Emma Coronel Aispuro, sus hijas gemelas, mientras que Guzmán Loera, de acuerdo con la versión oficial, se ocultó en el baño, hasta donde llegaron los militares y le advirtieron que saliera con las manos en lo alto.
Después de algunos segundos, “El Chapo” salía del baño para ser sometido y esposado, protegidos por la madrugada, dirigirse al aeropuerto mazatleco, subirlo a un avión de la Marina y trasladarlo a la Ciudad de México.
Para las 7:00 horas Mazatlán era noticia mundial, pues había caído el hombre más buscado en el planeta, el enemigo número 1 para el gobierno estadounidense, señalado como el culpable de la alta tasa de mortalidad provocada por las drogas, en el país considerado el mayor consumidor de narcóticos del mundo.
Para las 13:00 horas, tiempo del centro del País, todo México estuvo pendiente de la presentación del originario de La Tuna, Badiraguato.
Se mostró la imagen de dos infantes de Marina que lo llevan de la cabeza rumbo a un helicóptero en el que sería trasladado al penal de máxima seguridad El Altiplano, en el Estado de México, de donde se fugó por un túnel conectado a su celda el 11 de julio de 2015.
Sin embargo, la noticia, que recorrió por días los noticieros nacionales y extranjeros, despertó el interés de cientos de personas, para buscar conocer el lugar donde había sucedido la recaptura del capo.
Ya para el fin de semana los turistas se tomaban la foto del recuerdo a las afueras del Miramar, pese al despliegue de fuerzas militares en la zona, que intimidaba a los transeúntes, pero que no fue impedimento para fotografiarse con el edificio de condominios al fondo.
«El Chapo» fue recapturado el 8 de enero de 2016 en Los Mochis, junto con Iván Orzo Gastélum, alias «El Cholo» y para el 19 de enero de 2017 Joaquín Guzmán Loera fue extraditado a Estados Unidos, donde fue sentenciado en 2019 a cadena perpetua e ingresado a un penal de máxima seguridad en Colorado.