México | 05/22/2024 02:15:00 p. m. | Adriana Ochoa
Bien dice el dicho recordar es volver a vivir y aquí la alegría y nostalgia nos puede invadir y aquí te lo contamos el por qué. Qué mejor recuerdo que los dulces que saboreábamos en la etapa más inocente de nuestras vidas.
Los aromas, colores y formas de los dulces que comíamos aún pueden transportarnos a aquellos momentos de plenitud, llenos de juego y encanto. Los dulces de cada generación son únicos e irremplazables, pues están estrechamente vinculados a las vivencias.
Algunos de ellos permanecen en el tiempo y otros han desaparecido, dejando sólo un álito de su sabor en nuestra memoria. Por ello, hoy te presentamos estas golosinas que seguro te harán viajar al pasado.
FOTO: Temática.
¿Quién no imitó a los adultos fumadores de aquella época? Estos cigarros con más azúcar que chocolate se iban deshaciendo en tu boca, lo cual en ocasiones hacía que te comieras el papel.
Ésta es una de las preferidas por la generación de los años noventa. Tenía un olor ligeramente cítrico y su sabor es insuperable. Ojalá algún día tengamos su regreso.
Una superviviente a las generaciones, esta paleta con forma de Manita siempre trae una sentencia de fortuna para quien la consume. Por ello, los niños la consultaban para saber cuál sería su destino.
¿Te tocó darle la «comunión» a tus amigos? Este dulce típico de origen español ha sido uno de los que más generaciones recorre, pese a su ausencia de sabor. Existen desde los discos pequeños de colores semejantes a una hostia, hasta las rellenas de cajeta o pepitas.
La favorita de… nadie. La paleta payaso generalmente era ocupada para rellenar las bolsas en las fiestas infantiles. Tanto en el pasado como hoy en día, los ojos y la boca de gomita es el único objetivo de los niños, quienes luego la ceden generosamente a los adultos.
Contaba la leyenda que si después de haberlo masticado lo dejabas reposar, entonces regresaba su sabor. Los chicles Motitas eran los más baratos junto con los PAL, quien los compraba los hacían sólo para terminar de gastar su dinero.
¡El culpable de tu gastritis! Existían varias presentaciones, desde el moderado botecito color amarillo, hasta el picante polvo rojo, o el bote verde que básicamente era ácido cítrico. Para sorpresa de muchos, había quien se atrevía a mezclar los polvos con el dulce de tamarindo en forma de gusano, creando con ello un auténtico mole.
Aunque el caramelo no tenía la mayor gracia, el polvito burbujeante de los dulces Selz era la fascinación de todos. Afortunadamente este dulce sigue existiendo, regalándole risas y diversión a millones de niños.
A muy pocos les importaba el huevo de chocolate, todos querían saber el juguete que traía dentro. Y es que aunque el huevo sorpresa se sigue produciendo, tenemos que admitir que a las nuevas generaciones ya no les emociona mucho la idea de encontrar un juguete en el interior de un chocolate.
Este delicioso dulce de tamarindo y azúcar era de los más sencillos de comer, sólo bastaba con destapar y succionar.
Estos dulces no solo eran un deleite para el paladar, sino que también formaban parte de nuestra cultura y tradiciones. Hoy, aunque algunos han desaparecido y otros han cambiado, los recuerdos que nos evocan siguen vivos en nuestra memoria, transportándonos a aquellos días de infancia en los que la felicidad cabía en una pequeña golosinas.