06/20/2024 07:17:00 p. m.
Si alguna vez has paseado por la alameda que conecta Los Mochis con Topolobampo, sabes de lo que hablo. Esas carretas llenas de almejas y ostiones frescos son una parada obligada tanto para los locales como para los turistas que buscan probar un pedacito del mar en cada bocado.
Sobre la carretera estatal Los Mochis – Topolobampo, justo en el kilómetro 5.5, encontrarás una joya que los mochitenses conocen muy bien: el puesto de Juan de Dios Vázquez Bojórquez.
Se encuentra ubicado sobre la carretera estatal Los Mochis – Topolobampo, a la altura del entronque de la carretera al ejido 9 de Diciembre – CUM.
Este hombre comenzó vendiendo ostiones hace 20 años en un triciclo y, hoy en día, su nombre es sinónimo de calidad y sabor. Su local no es solo famoso por sus ostiones, sino también hoy día cuenta ya con una variedad de mariscos de barra fría y caliente.
Si estás por ahí, no puedes dejar de probar las patas, almejas chinas y chocolatas, que Juan de Dios ofrece solo en temporadas específicas. Este marisquero es un maestro en su oficio.
Y no solo Juan de Dios hace la delicia de los comensales; un poco más atrás, frente a la finca de Don Manuel, te encuentras con Javier, un vendedor que ha estado ahí desde hace un año y medio.
Su especialidad es abrir las conchas de ostiones o almejas frente a ti y prepararlas a tu gusto, todo por una docena a 150 pesos. No hay nada como ver cómo se abre la concha y sentir ese aroma fresco del mar, listo para disfrutar acompañados de limón, salsa al gusto y una pizca de sal.
Estos puestos se han convertido en una tradición en la ruta hacia El Maviri y Topolobampo. No solo es el sabor único de los mariscos recién sacados del mar o de la granja, sino también la experiencia de comprarlos directamente de manos de quienes saben prepararlos.
Es un placer que debes disfrutar con el paladar y que ningún mochitense o visitante debería perderse.
Así que, ya sabes, si estás en Los Mochis, haz una parada en la alameda. Prueba los ostiones de Juan de Dios o las almejas de Javier. Cada bocado es una tradición que sigue viva gracias a estos apasionados vendedores de conchas. ¡Buen provecho!