07/18/2024 11:15:00 a. m.
En el corazón de Mazatlán, justo fuera de la Catedral «Basílica de la Inmaculada Concepción», se encuentra un «tesoro» que endulza los días y el paladar de locales y turistas por más de cuatro décadas, se trata de la carreta de Nieves de Garrafa.
Con sus productos 100 por cien naturales y una tradición desde hace 40 años, esta emblemática carreta se ha convertido en un icono imprescindible de la ciudad.
Las Nieves de Garrafa son una verdadera delicia artesanal, ofreciendo una amplia gama de sabores que complacen hasta los paladares más exigentes.
Con más de 16 opciones, desde la clásica vainilla hasta combinaciones más exóticas como guanábana y ciruela, cada bola de nieve es una invitación a un festín de sabores.
No faltan los tradicionales sabores como el chocolate y el chocomil, ni las innovaciones como el:
La popularidad de esta carreta no solo radica en la calidad de sus productos, sino también en la facilidad que tiene los comensales para encontrar el lugar y comprar una nieve.
Por tan solo $30 pesos, se puede disfrutar de un refrescante cono de nieve, mientras que las canastas, que varían en tamaño y número de bolitas, se ofertan entre $38 y $58 pesos.
Para aquellos que desean llevarse un poco más de esta dulce experiencia a casa, hay medios litros disponibles a $70 pesos y litros completos a $140 pesos, también hay opciones en vasos, con precios que van desde los $30, $38, $46 y 58 pesos.
Esta tradición ha logrado perdurar y prosperar, convirtiéndose en una parada obligatoria para quienes visitan el centro de Mazatlán.
Aquí es común ver a familias completas, grupos de amigos y turistas ansiosos por probar estos helados únicos, formando largas filas,incluso bajo el sol; sin embargo, siempre vale la pena, ya que cada bocado de estas nieves es una explosión de sabor y frescura que transporta a un mundo de placeres simples y genuinos.
Para los habitantes de Mazatlán, esta carreta es parte de su identidad cultural, un lugar donde los recuerdos de la infancia se mezclan con los sabores de la nieve artesanal.
Mientras que para los visitantes, es una oportunidad de descubrir una joya local y llevarse un pedacito del auténtico sabor mazatleco.