09/26/2024 08:49:00 p. m.
Desde hace varios años en México se han estado implementando programas que tienen el objetivo de mejorar la alimentación de los niños en las escuelas, y ahora el Gobierno Federal ha decidido lanzar una propuesta que comienza a generar polémica en algunas instituciones escolares, se trata de la prohibición de venta y publicidad de alimentos y bebidas con azúcar, sal y alto contenido calórico o grasas.
Si bien es cierto, probablemente en primera instancia muchos estén de acuerdo con la prohibición de este tipo de alimentos, sin embargo, muchas personas también comienzan a estar en contra, ya que esto significa hacer un gran cambio en el menú de muchas de las escuelas del país.
Para dejar en claro el cambio que se estaría realizando debido a las nuevas normas emitidas por el Gobierno Federal, esta prohibición estaría incluyendo no solo a la comida chatarra industrializada, como lo son frituras, galletas, dulces, gomitas, chicles, entre otras, sino que además la prohibición incluye alimentos como chilaquiles, quesadillas, tacos, tacos de canasta, tacos dorados y demás botanas.
Este tipo de alimentos son consumidos diariamente por muchos alumnos en distintos niveles de educación a nivel nacional, por lo que las nuevas reglamentaciones emitidas por el Gobierno Federal sin lugar a duda comenzará a generar polémica.
FOTO: Cortesías.
Cabe mencionar, que en lugar de los mencionados alimentos, la autoridad sugiere vender verduras, cereales, fruta, leche descremada, amaranto, avena sin azúcar, leguminosas, entre otro tipo de alimentos.
Es importante señalar, que por el momento este proyecto se encuentra en propuesta, y la decisión está en las manos de la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria, una institución que deberá atender los comentarios de todos los involucrados para posteriormente aprobarlo e informar en el Diario Oficial de la Federación.
Es importante decir, que todo apunta a que la propuesta será aprobada muy pronto y una vez que entre en vigor las escuelas de todos los niveles tendrán 180 días, o dicho de otro modo, seis meses, para ajustar el menú que ofrecen a los estudiantes.