10/17/2024 07:56:00 a. m.
La vida de Julia Pastrana, una mujer nacida en Sinaloa a mediados del siglo XIX, es un claro reflejo de la crueldad y discriminación que pueden sufrir aquellos que son diferentes.
Apodada cruelmente como "la mujer más fea del mundo", Pastrana padecía hipertricosis lanuginosa, una enfermedad rara que le provocaba un crecimiento inusual de vello en todo el cuerpo y malformaciones faciales.
A pesar de esto, fue conocida en los escenarios de Europa y Estados Unidos no como artista, sino como una atracción circense. Hoy, sin embargo, se lucha por recordar su legado como artista.
Desde muy joven, Pastrana fue explotada y obligada a actuar en diversos espectáculos alrededor del mundo. Tras ser comprada en México por Theodore Lent, quien la casó para evitar que la acusaran de esclavitud, Julia fue llevada a Estados Unidos y Europa.
En ambos continentes, se le exhibía como un "fenómeno" en circos y ferias, incluso se vendían boletos para verla comer. Su esposo no solo se beneficiaba de su explotación, sino que al morir Pastrana en 1860, siguió exhibiendo su cuerpo embalsamado en museos y circos.
A pesar de las duras condiciones a las que fue sometida, Pastrana tenía un notable talento.
En los últimos años, su historia ha empezado a cambiar gracias a los esfuerzos de activistas y artistas que buscan reivindicar su figura. La historiadora Laura Anderson ha presentado performances basados en su vida, y en México, se han escrito obras de teatro y libros sobre ella.
En 2013, sus restos finalmente fueron repatriados a México, permitiendo un cierre digno a una vida marcada por el abuso.
Hoy, un movimiento cultural en su natal Sinaloa busca reivindicar su nombre y recordar a Julia Pastrana no como un espectáculo, sino como una mujer que, a pesar de la adversidad, brilló con luz propia en los escenarios del siglo XIX.