10/29/2024 07:24:00 a. m.
La ouija, uno de los tableros más temidos del mundo, no siempre estuvo rodeada de misticismo y terror. En sus inicios, fue un entretenimiento popular en los hogares victorianos, donde las familias buscaban respuestas y consuelo ante la pérdida de seres queridos.
Sin embargo, el cine y eventos culturales la han convertido en un objeto asociado a fenómenos oscuros y sobrenaturales.
En el siglo XIX, los llamados «tableros parlantes» fueron una moda en los salones victorianos. Consistían en tableros con letras, números y símbolos, acompañados de un puntero o planchette, el cual supuestamente se movía bajo la influencia de fuerzas invisibles.
En 1890, Elijah Bond patentó la ouija, popularizándola como un juego familiar más que como un instrumento místico.
A partir de la década de 1960, la percepción de la ouija comenzó a cambiar debido a la influencia de casos como los asesinatos de Manson y el surgimiento de la Iglesia de Satán. No obstante, el verdadero catalizador de su fama oscura fue la película El exorcista (1973).
En esta historia, el uso del tablero se asocia con la posesión demoníaca, y desde entonces, la ouija se ha convertido en un símbolo del mal.
Pese a su imagen temida, algunos estudios sugieren que el movimiento del puntero se debe al efecto ideomotor, donde las personas mueven objetos de forma inconsciente. Aun así, la ouija continúa fascinando y aterrorizando a generaciones enteras, trascendiendo su origen como un simple juego de salón para convertirse en un icono de misterio y espiritualidad.
Más allá de su transformación en un símbolo de lo sobrenatural, la ouija sigue representando la búsqueda humana por respuestas y consuelo ante la pérdida, un deseo que persiste en el tiempo y que, al parecer, continuará alimentando su oscura leyenda.