11/14/2024 07:55:00 a. m.
Las tortillas son un elemento esencial en la gastronomía mexicana y, aunque las tortillas de maíz predominan en gran parte del país, en el norte de México, las tortillas de harina tienen un papel protagónico.
Este alimento, que ya cuenta con casi cinco siglos de historia, es fundamental en los estados de Chihuahua, Sonora, Nuevo León y Baja California, donde es común verlas acompañando desde tacos y burritos hasta quesadillas y carne asada.
Las tortillas de harina no son una creación originaria de los pueblos indígenas de México, sino una adaptación introducida por los conquistadores españoles. Según fuentes históricas, en 1542 los españoles trajeron la siembra de trigo a México, específicamente a Sonora.
Ante la falta de ingredientes para hacer pan, los colonizadores comenzaron a elaborar una mezcla de trigo quebrado y agua llamada "zaruki", la cual evolucionó en lo que hoy conocemos como tortilla de harina. Para 1769, este alimento ya era común en las expediciones hacia las Californias, gracias a su practicidad y facilidad de preparación.
Una de las primeras menciones documentadas de este alimento aparece en los escritos del expedicionario Miguel Constanzo, quien en 1769 describe cómo las raciones de los exploradores en Baja California incluían tortillas de harina.
No fue hasta la década de 1960 que las tortillas de harina comenzaron a popularizarse en el sur de Sonora, donde el maíz era el principal ingrediente en la alimentación. Desde entonces, cada región del norte de México ha desarrollado variantes únicas de este producto, adaptando sus ingredientes y tamaños a las costumbres locales.
Hoy en día, las tortillas de harina son reconocidas por su versatilidad y adaptabilidad, habiéndose convertido en un patrimonio cultural de Sonora y en un símbolo de la cocina norteña. Además de su valor gastronómico, representan la historia de mestizaje y adaptación en la región, una tradición que sigue vigente en la mesa mexicana.