11/18/2024 10:00:00 a. m.
Las automotrices chinas han irrumpido con fuerza en el mercado mexicano, cautivando a los consumidores con precios accesibles y tecnología avanzada. Sin embargo, esta expansión ha enfrentado retos significativos, especialmente en términos de calidad percibida y satisfacción del cliente.
En los últimos dos años, más de 20 marcas provenientes de China han comenzado a operar en el país. Aunque han diversificado la oferta de vehículos, también han generado un aumento en las quejas registradas en redes sociales y talleres de posventa. Según el Estudio de Calidad y Confiabilidad del Vehículo de J.D. Power, los autos de origen chino lideran la lista de problemas reportados en México, seguidos por modelos de Francia, Corea del Sur, Estados Unidos y otras naciones.
Entre los problemas más reportados por los usuarios destacan:
Falta de puertos USB, una característica esencial para los conductores modernos.
Cristales que se empañan fácilmente o que no se desempañan con rapidez, algo especialmente problemático en climas húmedos.
Lentes de cámaras que se ensucian con frecuencia, afectando sistemas de asistencia.
Problemas de conectividad Bluetooth, que limitan la funcionalidad de los sistemas de infoentretenimiento.
Aires acondicionados que no enfrían adecuadamente, un tema crítico en regiones calurosas.
Gerardo Gómez, director general de J.D. Power México, señala que las marcas chinas están en un proceso de adaptación al mercado mexicano, lo que incluye ajustar sus vehículos y procesos de atención a las necesidades locales.
"El éxito no radica solo en vender autos, sino en ofrecer un programa sólido de atención al cliente", asegura Gómez. Además, enfatiza que la rapidez y eficacia con que las marcas resuelvan las quejas será clave para evitar construir una reputación negativa.
Otro desafío importante es la adaptación del tren motriz a las condiciones de manejo en México. Aunque las marcas han intentado resolver algunos problemas mediante actualizaciones de software, es necesario un enfoque más profundo que inicie desde la fabricación.
Aunque los vehículos chinos suelen estar equipados con tecnología avanzada, como pantallas grandes y sistemas de infoentretenimiento, estos elementos también incrementan la probabilidad de fallas si no están adecuadamente calibrados para las condiciones locales. Según Gómez, la clave no es reducir el equipamiento, sino garantizar que todo funcione de manera óptima al momento de la entrega al cliente.
La carrera por ganarse la confianza del consumidor mexicano está en marcha. Las automotrices chinas enfrentan un camino lleno de oportunidades, pero también de retos que, si no se abordan a tiempo, podrían afectar su crecimiento en el mercado.