México | 10/28/2025 09:24:00 a. m. | Adriana Ochoa
En el corazón del altiplano potosino, donde la historia y el misterio parecen haberse detenido en el tiempo, se encuentra Real de Catorce, un pueblo fantasma que ha sabido reinventarse como un destino turístico obligado, especialmente durante el invierno, cuando la nieve transforma sus calles y fachadas en un paisaje de ensueño.
Fundado en 1778, este asentamiento comenzó como un centro minero y con el tiempo se convirtió en un refugio para quienes buscan historia, cultura y tranquilidad. Sus fachadas antiguas, que narran cuentos de antaño, sus calles empedradas y sus silenciosas plazas son un atractivo por sí mismos.
Sin embargo, es en la temporada invernal cuando Real de Catorce adquiere un matiz mágico: la nieve cubre sus construcciones, creando un espectáculo visual que atrae a turistas de todo México y el mundo.
El fenómeno más recordado ocurrió en 2019, cuando una gran nevada cubrió el pueblo de blanco, generando imágenes que rápidamente se viralizaron en redes sociales y consolidaron a Real de Catorce como un destino icónico para quienes buscan experiencias únicas.
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Para quienes deseen visitar este destino, Real de Catorce se localiza aproximadamente a 239 kilómetros al norte de la capital de San Luis Potosí. Los turistas cuentan con dos rutas principales:
Por carretera desde San Luis Potosí: Tomando la carretera federal 57 hacia Matehuala, y posteriormente la carretera estatal 62, los visitantes encontrarán la desviación hacia el pueblo.
Túnel de Ogarrio: El último tramo del viaje pasa por el icónico Túnel de Ogarrio, que se extiende por 2.3 kilómetros y es una atracción por sí mismo, marcando la entrada a un lugar donde el tiempo parece haberse detenido.
Los viajeros pueden explorar antiguos edificios, recorrer museos y, para los más aventureros, adentrarse en las minas que dieron origen al pueblo. Durante el invierno, la nieve añade un valor adicional, convirtiendo cada fotografía en una postal de época y haciendo que los visitantes se sientan transportados a otro tiempo.
Real de Catorce es un ejemplo de como la combinación de historia, arquitectura y fenómenos naturales puede transformar un pueblo fantasma en un destino turístico de primer nivel, demostrando que México sigue siendo un país lleno de sorpresas y lugares que esperan ser descubiertos.