11/26/2025 07:43:00 a. m.
México se prepara para la llegada del invierno 2025, un evento astronómico que marca oficialmente el fin del otoño y el inicio de la temporada de frío en el hemisferio norte.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), el invierno comenzará el domingo 21 de diciembre a las 9:04 horas (tiempo del centro de México).
Con este cambio estacional, se cumple nuevamente el ciclo astronómico anual que guía no solo el clima, sino también actividades productivas, culturales y agrícolas en el país.
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El término "solsticio" proviene del latín y significa "el Sol se detiene", en referencia al punto en el que la trayectoria aparente del Sol alcanza su posición mínima en el cielo antes de comenzar a ascender nuevamente.
Durante este día se registra la menor cantidad de horas de luz solar en el año: el día más corto y la noche más larga para el hemisferio norte. A partir de ese momento, la duración del día comenzará a incrementarse gradualmente rumbo a la primavera.
Mientras México recibe el invierno, en el hemisferio sur países como Argentina, Brasil o Australia celebrarán simultáneamente el inicio del verano.
Aunque el invierno astronómico inicia en diciembre, las condiciones invernales en México comienzan semanas antes.
La temporada de frentes fríos entra en actividad desde octubre, y este año, el frente frío número 11 ya afecta regiones del noroeste del país, provocando descensos de temperatura, vientos fuertes y lluvias.
Más allá de su significado climático y cultural, el solsticio de invierno tiene una relevancia directa en el sector agrícola. La Dirección General del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera señala que este tipo de fenómenos permite a los productores planear procesos clave como:
Identificación de cultivos adecuados según estación y región.
Organización de ciclos productivos para asegurar cosechas viables.
Estrategias de sostenibilidad alimentaria basadas en la duración del día y las temperaturas.
Comprender estos movimientos es esencial para garantizar la productividad y adaptar los sistemas agrícolas a los ritmos naturales de la Tierra.