12/04/2025 12:02:00 a. m.
El 4 de diciembre la Iglesia Católica conmemora a dos figuras muy importantes: San Juan Damasceno, un sacerdote y Doctor de la Iglesia y Santa Bárbara, una de las vírgenes mártires más veneradas.
San Juan nació en Damasco (Siria) en el año 675, en una influyente familia árabe cristiana.
Siendo joven, heredó la responsabilidad de la gestión económica del califato, pero optó por dejar la vida de la corte, renunció a sus riquezas y comodidades, y se dedicó por completo a la vida religiosa.
Se despojó de todos sus bienes, liberó a sus siervos e ingresó en el monasterio de San Sabas, cerca de Jerusalén.
Se convirtió en el principal defensor de la veneración de las imágenes religiosas cuando se prohibía el culto a las imágenes (la iconoclastia).
Según él, si Dios se había encarnado en Jesús y se había hecho visible, entonces era legítimo venerar Su imagen.
Por su contribución a la Iglesia de Oriente, fue apodado "el Santo Tomás de Oriente" y proclamado Doctor de la Iglesia por León XIII.
Una leyenda cuenta que, tras serle cortada la mano por un falso cargo, la Virgen María se la reimplantó milagrosamente. Es considerado Patrono de los iconógrafos y de los farmacéuticos.
Santa Bárbara nació en Nicomedia alrededor del año 273, hija de Dióscuro.
Su conversión al cristianismo despertó la furia de su padre, un hombre pagano que intentó disuadirla sin éxito.
Fue condenada a martirio y, según la tradición, sobrevivió milagrosamente a varias torturas.
Finalmente, fue su propio padre quien la decapitó, pero justo después, un rayo mató instantáneamente a Dióscuro, lo que originó su patronazgo.
Santa Bárbara es invocada como Patrona contra los rayos y las tormentas, y por extensión, es la Patrona de los artilleros, ingenieros, bomberos y mineros.
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