12/09/2025 12:03:00 a. m.
El 9 de diciembre la Iglesia Católica celebra principalmente a San Juan Diego Cuauhtlatoatzin, el indígena que fue testigo de la aparición de la Virgen de Guadalupe, un evento muy importante que marcó la fe en América. También se celebra a Santa Leocadia, una virgen y mártir española.
San Juan Diego fue un campesino chichimeca cuyo nombre original, Cuauhtlatoatzin, significaba "el que habla como un águila". Tras convertirse, vivía en Cuautitlán, México.
El 9 de diciembre de 1531, mientras se dirigía a Ciudad de México para asistir a la catequesis, tuvo la primera aparición de la Virgen María en el cerro del Tepeyac.
Ella le encomendó pedir al obispo Juan de Zumárraga la construcción de un templo. Tras el escepticismo inicial del obispo, el 12 de diciembre, la Virgen le dio la señal solicitada: hizo florecer unas espléndidas rosas de Castilla en pleno invierno.
Juan Diego las recogió en su manta y, al desplegarla ante el obispo, quedó milagrosamente impresa la imagen de la Virgen de Guadalupe.
Juan Diego pasó los últimos 17 años de su vida viviendo en una pequeña casa adyacente a la capilla, como el fiel guardián de la Virgen. Fue canonizado en 2002 y es el Patrono de los pueblos originarios de América.
Santa Leocadia fue una virgen noble que sufrió el martirio en Toledo, España, durante la persecución del emperador Diocleciano.
Fue arrestada por el prefecto Daciano y murió en prisión por inanición. Años después, una leyenda del siglo VIII narra que ella se le apareció a San Ildefonso y le cortó un trozo de su velo, que hoy se conserva como reliquia en Toledo.
San Siro fue el primer obispo de Pavía (norte de Italia) y vivió en el siglo IV.
Aunque por un error histórico de siglos fue identificado como el joven que ofreció los panes y peces para el milagro de Jesús, en realidad fue un pastor y evangelizador que dedicó su vida a extender la fe cristiana en una vasta zona del norte de Italia.