12/12/2025 07:33:00 a. m.
La posible activación del fenómeno climático La Niña, entre diciembre de 2025 y febrero de 2026, mantiene en alerta a autoridades meteorológicas, debido a los cambios que podría provocar en el clima de México, desde heladas intensas en el norte, lluvias en el sur y sequía prolongada en varias entidades.
De acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), las condiciones del Pacífico ecuatorial se encuentran cercanas al umbral para la formación del fenómeno, aunque aún no cumple los criterios para ser declarado oficialmente.
Los modelos coinciden en que, si se activa, será un evento débil y de corta duración, pero capaz de alterar los patrones de lluvia, viento y temperatura durante el inicio de 2026.
TE PUEDE INTERESAR: ¿Cuánto cuesta rentar el penthouse en la Torre San Bernardo en Los Mochis?
La Niña forma parte del ciclo climático El Niño–Oscilación del Sur (ENOS) y se caracteriza por el enfriamiento de las aguas superficiales del Pacífico central y oriental. Este cambio altera la circulación atmosférica en los trópicos y puede modificar:
La distribución de lluvias.
La ocurrencia de sequías.
La intensidad y trayectoria de ciclones.
La fuerza de los frentes fríos.
Aunque tradicionalmente genera un ligero descenso en la temperatura global, científicos advierten que este efecto se atenúa debido al calentamiento global, por lo que sus impactos podrían ser más irregulares.
Los organismos climáticos estiman una probabilidad del 50–55% de que La Niña se desarrolle entre diciembre de 2025 y febrero de 2026.
Otros pronósticos adicionales señalan que:
Si ocurre, será un episodio débil.
Su duración sería breve, entre semanas o un par de meses.
Entre enero–marzo y febrero–abril de 2026 existe un 65–75% de probabilidad de volver a condiciones neutrales.
La posibilidad de un nuevo El Niño en el corto plazo es baja.
Aunque su intensidad sería menor a eventos previos, las variaciones en el clima podrían sentirse en gran parte del país.
Los meteorólogos destacan que los efectos de La Niña no son uniformes; dependen de la interacción con frentes fríos, humedad tropical, corrientes en chorro y condiciones locales.
Regiones como Chiapas, Oaxaca, Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán, Quintana Roo, además de Guerrero, Michoacán y Colima, podrían enfrentar:
Lluvias fuertes e incluso muy fuertes.
Inundaciones urbanas repentinas.
Crecida de ríos y arroyos.
Deslizamientos de tierra en zonas montañosas.
Estados como Chihuahua, Sonora, Coahuila, Durango, Nuevo León, Tamaulipas, Baja California y Baja California Sur podrían registrar:
Disminución en niveles de presas.
Suelos secos y reducción de humedad.
Aumento de incendios forestales.
Mayor presión sobre el suministro de agua.
La trayectoria de los frentes fríos podría modificarse, provocando:
Rachas de viento del norte más fuertes.
Descensos bruscos de temperatura.
Heladas en sierras del norte y centro del país.
Variaciones extremas entre las temperaturas del día y la noche.
Las zonas más vulnerables serían la Sierra Madre Oriental, el Altiplano y la región centro–norte.
Aunque la temporada de huracanes ya habrá terminado, La Niña puede generar:
Mayor humedad remanente en el Pacífico y Golfo.
Cielos nublados y lluvias aisladas.
Variaciones temporales en la circulación regional.
En un episodio débil, estos efectos serían moderados, pero aún perceptibles en zonas costeras.
Autoridades llaman a mantenerse informados y adoptar medidas preventivas según la región.
Mantener limpios los drenajes y alcantarillas.
Verificar rutas de evacuación en zonas inundables.
Resguardar documentos importantes.
Usar el agua de forma moderada.
Revisar y asegurar tinacos y cisternas.
Seguir reportes sobre niveles de presas.
Preparar ropa térmica y calefacción segura.
Evitar anafres en espacios cerrados.
Proteger a personas vulnerables y mascotas.
Aunque La Niña aún no se ha declarado oficialmente, los océanos muestran señales que podrían anticipar su llegada a finales de 2025. Su intensidad sería baja, pero suficiente para generar cambios puntuales en el clima del país, especialmente en regiones propensas a lluvias intensas o sequía.
El SMN, la OMM y la NOAA continuarán monitoreando su evolución. Las próximas semanas serán clave para determinar si el fenómeno se activa y cuáles serán sus efectos concretos para México.