12/17/2025 09:10:00 a. m.
Hay derrotas que duelen por el marcador y otras por el mensaje. Mazatlán sufrió ambas. Tucson no vino a especular ni a medir distancia: vino a ganar, a mantener presión constante y a exhibir a unos Venados que, bajo presión de calendario, no encontraron reacción ni orgullo defensivo. Así se explica una paliza que pesa más allá de la estadística.
Tucson encendió el juego temprano: en la tercera, boleto a Ramón Mendoza y doble de Edgar Lugo marcaron el 1-0. Una entrada después, Alexis Wilson abrió con sencillo y Mendoza lo remolcó con doble a la izquierda para ampliar a 2-0. Era el aviso de lo que vendría.
El quinto episodio fue quiebre y sentencia. Lugo y Agustín Ruiz ligaron imparables, Chicuate produjo el 3-0 y Alexis Wilson, sin rodeos, desapareció la pelota por el izquierdo-central con dos a bordo. Ese swing puso el 6-0 y dejó a Mazatlán sin aire ni argumento.
El séptimo fue una repetición del abuso: errores defensivos, batazos oportunos y un Tucson sin freno. Ruiz abrió con hit, Chicuate lo colocó a noventa pies de la registradora, y Wilson volvió a producir. Mendoza siguió el castigo y Lugo cerró con sencillo al derecho para empujar dos más y colocar el 10-0 definitivo.
Ben Holmes (1-0) se llevó la victoria tras cinco entradas en blanco como relevista, después de que Christian Edwards retiró los primeros dos episodios. Lo siguieron Erick Preciado y Eduardo Mares para completar la blanqueada. Edgar Torres (0-5) cargó con seis carreras en cuatro dos tercios; después desfilaron Raúl Castellón, Jorge Franco -también castigado con cuatro carreras-, Edgar Rodríguez y Erick Rodríguez.
Mazatlán no solo perdió un juego: perdió margen, perdió calma y perdió el pulso competitivo frente a un rival directo por sobrevivir. Cuando el calendario aprieta, las palizas revelan carácter. Tucson lo mostró. Venados, por ahora, no.