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«El Cactus», gogó dancer de Sinaloa, encuentra en el baile la cura para sus ataques de ansiedad | VIDEO

Eleazar aseguró que bailar le ha ayudado a evitar los constantes ataques de ansiedad que sufre desde hace muchos años.

Víctor Acosta
05/06/24

«El Cactus», gogó dancer de Sinaloa, encuentra en el baile la cura para sus ataques de ansiedad | VIDEO

FOTO: Eleazar, «El Cactus», gogó dancer de Sinaloa.

Eleazar, conocido artísticamente como «El Cactus», es un gogó dancer de Sinaloa, que encontró en el baile nocturno la solución definitiva para evitar los espantosos ataques de ansiedad que experimenta desde hace muchos años.

El joven de 31 años de edad contó durante su participación en el Podcast El Persinado, que ante la desesperación de no saber qué hacer para evitar sufrir fuertes ataques de pánico y ansiedad, decidió buscar una opción que calmara ese malestar, puesto que las rutinas de gimnasio ya no surtía el efecto inicial. 

El hombre originario de Choix, Sinaloa, pero que creció en la ciudad de Los Mochis, platicó que en una consulta con su psicóloga, la especialista le recomendó que buscara algo más que hacer y en qué invertir su tiempo, ya sea pintar, correr, bailar, por lo que el destino lo llevó a decidirse por el baile nocturno. 

«Cuando me animé fue este año y fue a base de problemas de ansiedad. Tengo ataques de ansiedad, fue como una forma de salir de eso. Este año, me empezó a pegar más fuerte, tuve como depresión. Fui con mi psicóloga y me dijo: ¿verdad que el gimnasio ya no te está funcionando? No, ya no. Para calmar esa parte, me dijo, búscate una actividad para que puedas sacar eso, empecé con el gimnasio y me ayudó un tiempo, ahora con los ataques más fuertes, ya no me funcionó, y un compañero de la oficina me dijo que estaban buscando gogó en tal lugar y sí, me animé», narró.

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El joven Diseñador Gráfico, de profesión, expresó que no todo fue fácil, ya que al principio le daba miedo y vergüenza subirse a un escenario y bailar, más cuando hizo el casting para quedarse a bailar de planta en un centro nocturno.

«La primera vez me sentí bien nervioso. El casting que tuve fue una vez bailando, le dije a mis amigos que me fueran a ver y me dijeran si lo estaba haciendo bien. Me grabaron, yo estaba tieso. Me bajé temblando, yo pensaba, ¿les gustaría? Cuando llegué al camerino, entré al camerino y el dueño me dijo: estuviste espectacular».

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Problemas 

Cuestionado sobre si su nuevo «hobby» le trajo problemas con sus familiares y amigos, por el estigma que existe, Eleazar aseguró que su círculo cercano de familiares y amigos lo apoyó desde el principio, por lo que las demás opiniones no tienen ni tuvieron importancia para él.

En ese sentido, El Cactus mencionó que uno de los principales problemas a los que se ha enfrentado al ser gogó dancer es la confusión que existe entre el gogó dancer y el stripper, oficios que, dijo, son parecidos, pero no son lo mismo.

Entre las diferencias que enumeró está que el stripper sí se queda completamente desnudo en el escenario, mientras que el arte del gogó dancer es solamente el baile erótico, sin llegar a desvestirse completamente.

Ganancias

Eleazar, «El Cactus», manifestó que solamente en propinas ha llegado a ganar hasta 2 mil pesos por noche, más los alrededor de 5 mil pesos que cobra por la presentación de su show de baile.

Pero además, esta cantidad no es el único ingreso para el bailarín nocturno, sino que además están los llamados «privados», que los cobra en 800 pesos cada uno.

«Mi tarifa, y más porque voy empezando, son 800 pesos, el privado. En propina lo más que he ganado en una noche son 2 mil pesos, me han hecho transferencias», dijo.

Finalmente, y con relación a qué se hace en un privado, El Cactus refirió de nueva cuenta las diferencias entre los gogós y los strippers, puesto que aseguró que él, como gogó, solamente presta un servicio privado de baile, más no para una cuestión sexual, que eso sí lo hacen los strippers.

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Actualmente, «El Cactus» es un gogó dancer que cada vez gana más popularidad en Sinaloa e, incluso, ya es invitado a otros estados a mostrar su arte; sin embargo, esto lo hace en la medida de las posibilidades en que su actividad «godín» se lo permite.

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