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Don Eustaquio y Doña Paz viven una historia de amor desde hace 75 años en Navolato

La feliz pareja tiene 13 hijos, 55 nietos, 83 bisnietos y 20 tataranietos.

Samuel Mariscal
06/09/24

Don Eustaquio y Doña Paz viven una historia de amor desde hace 75 años en Navolato

La pareja sigue felizmente casada. FOTO: Cortesía

Sí, es una realidad, cada vez hay menos personas que creen en el amor para toda la vida, ese que lucha contra viento y marea, contra carencias y enfermedades, y se mantiene firme a través de los años.

Y sí, las estadísticas muestran que los matrimonios duraderos son cada vez más escasos, pero hay increíbles excepciones que demuestran que el amor todavía puede ser indestructible.

Es el caso de don Eustaquio Lastra López y doña Paz Peñuelas Valle, quienes han vivido en feliz matrimonio durante los últimos 75 años, en la comunidad de El Bledal, Navolato.

El cortejo y las serenatas

La historia de amor se remonta a finales de la década de 1940, cuando un joven Eustaquio, que por entonces tenía 19 años, se dedicaba a la música.

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El muchacho había quedado huérfano de madre, y su padre se lo llevó de El Fuerte a Navolato en busca de oportunidades.

En una ocasión, Eustaquio visitó el pueblo de El Bledal para tocar el requinto, y fue ahí donde vio por primera vez a quien sería el amor de su vida: la joven Paz, quien en ese momento tenía 17 años de edad.

El flechazo fue inmediato, y desde entonces, el joven Eustaquio comenzó a cortejarla como no podía ser de otra manera: con hermosas serenatas.

Fue gracias a la música y a la bondad de su corazón que poco a poco se fue ganando el corazón de Paz, hasta que, ya enamorados, decidieron contraer matrimonio un 3 de septiembre de 1949.

Una familia de amor y valores

Pronto, aquel amor comenzó a dar frutos, y la bendición de los hijos se hizo presente. Fue así que nacieron sus 13 hijos: Refugio, Aida, Fidel, Magdalena, Gerónimo, Paz, Benigna, Leonel, Leonides, Hilario, Luis Enrique, Griselda y Juan Carlos.

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Pero la descendencia continuó creciendo a tal grado que hoy en día, don Eustaquio y doña Paz tienen nada más y nada menos que 55 nietos, 83 bisnietos y 20 tataranietos.

A decir de la señora Benigna Lastras Peñuelas, hija número 9 del feliz matrimonio, sus padres han sido el ejemplo más grande de amor y resiliencia que pidieron tener en la vida, siempre con el cariño por delante.

"Tuvimos la infancia más feliz del mundo, había carencias como en todas las familias, pero vivíamos con mucho amor y eso nos fortalecía para cualquier cosa que se presentara", narró la señora Benigna.

Las claves de un amor tan duradero 

La convivencia diaria, los problemas de la vida y el mismo tiempo inexorable puede desgastar cualquier relación, sin embargo, según sus propios hijos, las claves que han mantenido unidos el matrimonio de sus padres durante 75 años, son: el amor, el respeto, la comprensión y ayudarse mutuamente cuando lo necesitan.

"Es mentira que el amor se acaba, con los años se va arrugando la piel, pero el corazón sigue sintiendo igual", dicen sus hijos, quienes aseguran que hasta el día de hoy sus padres los ven como sus pequeños niños, a pesar de que muchos son ya también de la tercera edad.

El amor prevalece

Actualmente don Eustaquio tiene 94 años de edad y doña Paz 92, ambos se encuentran muy lúcidos y siguen contando anécdotas e historias con lujo de detalle.

Sus hijos comentan que hasta el día de hoy, la pareja se ve con ojos de amor, con frecuencia se toma de las manos y se dan besos.

La fiesta

Entre toda la familia organizaron un gran festejo para celebrar el 75 aniversario de bodas, mismo que tendría lugar el pasado sábado 31 de agosto. 

Sin embargo, por un problema de salud que presentó don Eustaquio la conmemoración se tuvo que posponer, pero sigue en pie para disfrutar todos juntos de una riquísima barbacoa y bailar con música en vivo, no sin antes agradecer a Dios con una misa.

Y es que, hasta el día de hoy, don Eustaquio se emociona al escuchar la música, recordando aquellas notas que en su juventud él mismo interpretaba con sus propias manos, y gracias a las cuales, enamoró a la mujer que se convirtió en su amor eterno.

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