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Esta tumba de exbeisbolista es la más famosa del Panteón Viejo de Los Mochis

Hoy, la cruz iluminada y la camiseta con su número 4, vigila cada uno de los juegos de los Cañeros de Los Mochis

Esta tumba de exbeisbolista es la más famosa del Panteón Viejo de Los Mochis

FOTO: Esthela García.

En el  Panteón Viejo de Los Mochis está una de las  tumbas más emblemáticas de la ciudad: la de Aurelio Rodríguez, el gran beisbolista mexicano que dejó huella tanto en las Grandes Ligas como en la Liga Mexicana del Pacífico. 

Desde el estadio Emilio Ibarra Almada, "Kuroda Park", se puede ver la cruz iluminada con su casaca y el número 4, que marca su descanso eterno, un símbolo que destaca en el paisaje del lugar.

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A espaldas del jardín derecho del estadio, se observa una imagen que atrae a los aficionados al deporte: una camiseta iluminada con el número 4 y el apellido "Rodríguez", el cual lleva impreso su legado

Nacido en Cananea, Sonora, el 28 de diciembre de 1947, y adoptado por Los Mochis, Sinaloa,  como su hijo predilecto, por la conexión que desarrolló con la ciudad,  y por su voluntad, fue sepultado en esta tierra, detrás de las bardas del estadio que tantas veces lo vio brillar.

Aurelio Rodríguez tuvo una carrera impresionante en las Grandes Ligas, jugando para equipos como los Tigres de Detroit, Orioles de Baltimore, Padres de San Diego, entre otros. Su habilidad como tercera base le permitió destacar de manera única, y en 1975, logró lo que pocos podrían imaginar, ganar el Guante de Oro, arrebatándole la corona a Brooks Robinson, quien había dominado la posición durante 16 años consecutivos.

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Sin embargo, su talento no se limitaba a su guante, Aurelio Rodríguez también demostró ser un sólido bateador, con una trayectoria que incluyó más de 1200 hits en las Grandes Ligas. En la Liga Mexicana del Pacífico, fue una pieza clave para los equipos en los que jugó, en particular los Cañeros de Los Mochis en 1984, cuando el equipo esmeralda se coronó campeón y llegaron a la Serie del Caribe.

El 23 de septiembre del 2000, el destino cambió drásticamente para Aurelio Rodríguez, durante una visita a Detroit, una señora de avanzada edad sufrió un infarto mientras conducía, lo que provocó que su vehículo se descontrolara y subiera a la banqueta donde se encontraba Aurelio, acompañado de unos amigos. El gran tercera base intentó salvar a sus compañeros, pero no pudo evitar el impacto. Ese día, a los 52 años, falleció una de las figuras más queridas del béisbol mexicano.

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Su muerte causó una profunda conmoción en Los Mochis y en todo el país. Los días siguientes, la ciudad fue testigo de uno de los funerales más concurridos en su historia. Desde la misa en el templo del Sagrado Corazón hasta el desfile que llevó su cuerpo al estadio Emilio Ibarra Almada, 

 cientos de personas, entre ellos exjugadores y aficionados, se congregaron para despedir al "Gran Bato". En el estadio, una emotiva interpretación de "La Cárcel de Cananea" a cargo de la trompeta del Chino Cota, acompañó el último adiós a Rodríguez, antes de que su cuerpo fuera sepultado detrás del jardín derecho.

Aurelio Rodríguez dejó un legado imborrable en el mundo del béisbol sus hazañas en el diamante, su carácter y su conexión con Los Mochis lo han convertido en una figura que sigue viva en la memoria de los aficionados. Aunque las nuevas generaciones tal vez no lo conozcan a fondo, su tumba en el Panteón Viejo, visible desde el estadio que tanto amó, es un recordatorio constante de su grandeza.

Hoy, la cruz iluminada y la camiseta con su número 4, vigilan desde su tumba cada uno de los juegos de los Cañeros de Los Mochis, atrayendo a quienes recuerdan con cariño a uno de los mejores beisbolistas que ha dado México.

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