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La historia detrás de las mejores gorditas con atole de pinole de Mazatlán
Un sabor 100 % familiar que ha conquistado paladares desde hace 16 años en el puerto.

Con una receta 100% familiar que ha pasado de generación en generación, la señora Marina Guzmán Fonseca se ha ganado el paladar de los mazatlecos desde hace 16 años con sus tradicionales gorditas y atole de pinole, un antojo que ya es tradicional en el puerto.
Ubicado sobre la avenida Francisco I. Madero, esquina con calle Tepuxta, en la colonia Valles del Ejido, el puesto de Marina se ha convertido en una parada obligada para quienes buscan sabor casero y tradicional. La propia Marina compartió para Luz Noticias que la receta fue heredada por su tía y que, aunque muchos saben preparar estas delicias, ella les agrega un toque especial que las distingue: "una receta hecha con amor", afirmó.

Marina trabaja hombro a hombro con su familia, iniciando sus labores desde las 3:00 de la mañana para preparar la masa y el atole. A las 4:00 de la mañana, acompañada de su esposo, sale de casa para montar el puesto y atender al público matutino hasta las 9:30 de la mañana.

Tras un breve descanso en casa, el día continúa por la tarde, para las 4:00 vuelven a instalarse para ofrecer sus productos hasta las 9:30 de la noche, de lunes a sábado, un esfuerzo constante que se ha vuelto parte del día a día de sus fieles clientes.
Marina asegura que una de sus mayores satisfacciones es el cariño de quienes siguen su trabajo desde hace años.

"Es una bendición muy grande que los clientes cada temporada ya me están esperando, me ven muchas veces en las tiendas en la farmacia, me los topo en ciertos lugares y ya me empiezan a decir, ¿cuando se va a poner?, y para mí es una bendición muy grande que anhelen que yo esté aquí y que cuando yo estoy aquí vengan, porque parte de que yo esté aquí es porque al cliente le gusta", expresó.
Un oficio que sostiene a toda una familia
Gracias a este emprendimiento, Marina y su esposo han sacado adelante a su familia. En temporada de calor también elaboran tejuino y ceviches, lo que les ha permitido mantener estabilidad económica y apoyar la educación de sus hijas, quienes hoy ya se encuentran en la universidad.

Marina señala que sus valores en el trato al cliente provienen de las enseñanzas que su padre le enseñó, quien también era comerciante.
"Una frase bien importante que a mí me decía mi papá todos los días, mire mija si usted se cae, usted se levanta, se sacude, levanta la frente, se limpia los ojos y me sigue adelante, no se me quede tirada en el suelo porque ahí nada más la van a hacer pedazos. También me decía un dicho bien chistoso, no se me arrugue cuero viejo que la quiero para tambor, eran cosas que él me decía para salir adelante no ha sido fácil pero aquí estamos echándole ganas", mencionó.

Este puesto, ya es reconocido en Mazatlán, y continúa atrayendo a locales y visitantes que buscan este antojado de invierno lleno de tradición. Si aún no has probado sus famosas gorditas con atole de pinole, quizá este sea el mejor momento para hacerlo.
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