12/22/2024 03:39:00 p. m.
Marchando desde Catedral, Norma Luna, guardiana del ayer, recuerda historias que el tiempo no puede perder. Con su voz, revive una leyenda ancestral, una novia errante y un amor inmortal.
En Culiacán, donde el río murmura, camina una figura envuelta en ternura. Vestida de blanco, su alma es canción, de amor, de pérdida, de redención.
Es un símbolo, dice Norma al pasar, del amor que en Sinaloa sabe brillar. En Culiacán somos francos, solidarios y de buen corazón, y en esta historia hallamos la unión.
La ciudad un día la vio partir, y se hizo un mito para nunca morir. Por calles y plazas su espíritu va, recordándonos aquello que el tiempo no borrará.
No es solo un lamento, es amor universal, la fuerza de las mujeres, el valor ancestral. En recuerdo se mantiene y en cada historia su voz se ve.
Porque Norma, en su juventud, fue testigo de su andar, y ahora en la madurez, la invita a regresar. Culiacán la guarda en su eterno latir, un canto de memoria que nunca ha de morir.