12/29/2025 07:46:00 a. m.
A medida que se acerca el final de 2025, resurgen en redes sociales y medios de comunicación las interpretaciones sobre las supuestas predicciones atribuidas a Nostradamus y Baba Vanga para el año 2026.
Ambos personajes, separados por siglos y contextos históricos muy distintos, suelen reaparecer cada cierre de año como referentes de escenarios apocalípticos, crisis globales y cambios profundos en la humanidad.
Aunque sus nombres se asocian con frecuencia a guerras, caos social y transformaciones políticas, especialistas coinciden en que estas "profecías" carecen de sustento verificable y responden más a lecturas contemporáneas que a anuncios concretos del futuro.
Michel de Nôtre-Dame, conocido como Nostradamus, escribió en el siglo XVI una serie de cuartetas poéticas que, hasta hoy, continúan siendo objeto de interpretación. Sus textos no incluyen fechas precisas ni referencias directas a eventos específicos, lo que ha permitido que distintas generaciones los adapten a contextos históricos diversos.
De cara a 2026, algunas lecturas modernas sugieren que ciertas cuartetas podrían aludir a conflictos armados prolongados, tensiones entre potencias y crisis políticas. Sin embargo, historiadores y académicos advierten que el lenguaje simbólico y abierto de estos escritos impide establecer una relación directa con acontecimientos actuales o futuros.
"No existe evidencia de que Nostradamus haya predicho un año en particular", han señalado expertos, quienes subrayan que la mayoría de las interpretaciones surgen después de que ocurren los hechos.
Todo lo que se conoce sobre sus predicciones proviene de testimonios de familiares, seguidores y medios, lo que ha generado dudas sobre la autenticidad y precisión de muchas afirmaciones.
Para 2026, versiones difundidas en plataformas digitales le atribuyen advertencias sobre inestabilidad global, crisis sociales y desafíos para la humanidad. No obstante, estas predicciones no cuentan con documentación directa que las respalde.
Especialistas en divulgación científica señalan que este tipo de relatos suelen reinterpretarse con el paso del tiempo, reforzando la percepción de aciertos cuando ciertos eventos parecen coincidir con las narrativas atribuidas a la vidente.
Más allá de su veracidad, las supuestas predicciones de Nostradamus y Baba Vanga forman parte de un fenómeno cultural recurrente que se intensifica ante contextos de incertidumbre global. Guerras, crisis económicas y tensiones políticas suelen alimentar el interés por explicaciones simbólicas sobre el futuro.
De cara a 2026, sus nombres vuelven a generar conversación y debate, aunque expertos coinciden en que estas interpretaciones deben tomarse con cautela, pues no existen bases comprobables que indiquen que el futuro ya esté escrito.