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Opinión

El campo ha crecido la mitad que el sexenio anterior

Alguien tiene que decirlo

Urge que la sociedad y especialmente los políticos, que son los que aprueban los presupuestos y las leyes, vean al campo como un sector estratégico, cómo la piedra angular del desarrollo nacional y de la paz social.

El campo es un sector prioritario porque aporta 6.6 millones de empleos, que representan el 11% de nuestra fuerza laboral y genera el 3.5% de la riqueza del país (PIB).

El campo es un sector prioritario porque produce 233 millones de toneladas de alimentos agrícolas, ganaderos y pesqueros, lo que nos ha permitido convertirnos en la 11va potencia de alimentos y la 7ma potencia exportadora.

El campo es un sector prioritario porque le da estabilidad a los precios de la canasta básica, porque imagínense por un momento, ¿qué pasaría con el precio de las tortillas, sin las 6.5 millones de toneladas de maíz de Sinaloa?

¿qué pasaría con el precio del pan, sin las 2 millones de toneladas de trigo de Sonora?

¿qué pasaría con el precio de los tacos, sin las 275 mil toneladas de carne bovina y las 800 mil toneladas de limón que produce Veracruz?

¿qué pasaría con el precio de la ropa, sin las 600 mil toneladas de algodón de Chihuahua?

¿qué comeríamos las familias, sin las 450 mil toneladas de frijol de Zacatecas?

¿o qué tomaríamos todas las mañanas, sin las 400 mil toneladas de café de Chiapas?

Del campo depende la alimentación de los 129 millones de mexicanos y por eso, debe ser considerado como un asunto de Seguridad Nacional y asignarle los recursos que sean necesarios.

Sin embargo, ¿qué ha pasado en los últimos 5 años?

Según INEGI, el campo ha crecido 1.7% promedio anual del 2019 al 2023, esto es ligeramente arriba del crecimiento nacional que fue del 1%.

Eso significa que el campo ha crecido a la mitad de su potencial o al menos a la mitad de lo que creció durante el sexenio anterior que fue del 2.8%.

Y ¿cómo se explica la falta de crecimiento del sector primario?

Durante este sexenio, la chequera del Presidente, es decir, el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), creció 72% en los 6 años, de 5.3 billones de pesos a 9.1 billones de pesos, pero contrariamente, el presupuesto de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), creció solo 2.8%.

Ahí está en números, en presupuesto, la nula importancia que ha tenido el campo en este sexenio y a eso súmenle, la eliminación de ASERCA y de la Financiera Nacional, así como la desaparición de casi 30 programas para la tecnificación del campo, como apoyos para tractores, implementos agrícolas, vaquillas, corrales, básculas ganaderas, pangas y artes de pesca, así como los subsidios a la gasolina ribereña y el diésel marino.

Recursos que se han reorientado a los programas asistencialistas, que consisten sólo en regalar el dinero público a las personas, sin estar ligado a una contraparte de los ciudadanos, por lo que se fomenta el consumo y con ello, se presiona al alza la inflación.

Aquí en Sinaloa, se estima que SEGALMEX todavía no paga casi 500 mil toneladas de maíz a más de 2 mil productores, esto después de 5 meses de haber cosechado y después de múltiples manifestaciones en Pemex, el Aeropuerto Internacional de Culiacán y en el Gobierno del Estado.

Mientras tanto, los centros de acopio y los funcionarios continúan repartiéndose culpas mutuamente.

Por lo anterior, urge regresar a la Agricultura por Contrato, un esquema que en Estados Unidos ha funcionado durante 175 años y aquí en México por 20 años.

Por eso, le pregunto estimado lector, ¿qué prefiere, las compras de SEGALMEX o el Esquema de Agricultura por Contrato?